Venti

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Irse a Sevilla había sido útil. Había pasado unos días en familia, ignorando todo lo que había dejado en Italia. Aunque sí que había pensado en ello más de lo que le gustaría. La imagen de Federico en Roma con una mujer similar a su ex solía llegar a su mente por las noches, antes de dormir. Algunas lágrimas caían en ese momento y sentía unas tremendas ganas de gritar todo lo que estaba sufriendo.  Aunque amaba España, no veía la hora de volver a Italia. 

Sus últimos minutos en Siena, los dedicaba a hacer la maleta, mientras Luca se paseaba nervioso por delante.

-¿Se puede saber qué te pasa?- Gio se tumbó sobre la maleta para intentar cerrar la cremallera.

-¿Seguro que estás bien?- se paró frente a ella- Puedes venirte a Suiza unos días si quieres.

-Luca, estoy bien. Solo quiero volver a Florencia.

Eso era verdad. Solo quería volver a sus dibujos, a su universidad, a sus amigas, a sus calles llenas de turistas, a su cafetería, a su vida de antes de Navidad. Con Federico o sin él, sin conocerlo y sin sufrir, o queriéndolo como si no hubiera mañana mientras hacían el amor por todos los muebles de su casa. Su hermano parecía habérselo creído, a pesar de todo tenía cara de disgusto cuando Gio arrancó su coche. Dirección Florencia. Si llegaba pronto, podría salir a pasear por el centro.  Nickelback resonaba por el interior del pequeño vehículo rojo, mientras Gio gritaba a pleno pulmón sin analizar la letra. Su piso de Florencia estaba vacío, solo, se le estaba haciendo enorme en esos momentos. Desde el sofá del centro observó las paredes que le rodeaban: algunos de sus dibujos pegados en la pared, todo blanco en contraste con los muebles. Miró el calendario, 2017. Año nuevo, vida nueva. Era lo cierto, empezaba de forma totalmente a como terminó el año anterior. Se levantó a quitar el calendario y no pudo evitar mirar al lado, donde uno de sus dibujos estaba acompañado de otro de Federico. Uno hecho por él, un autentico horror artístico. Se acordó de ese día.

"Flashback

-Creo que no ha salido cómo esperaba- Federico repasaba los bordes de su dibujo con cara de desconcierto.

-No es tan fácil, te lo he dicho- Gio firmaba mientras el suyo.

-Parece fácil cuando lo haces tú, amore- la morena sonrió y se levantó a colgar su dibujo en la pared. Fede imitó el gesto.

-¿Qué crees que estás haciendo?- Gio observó como buscaba sitio en las blancas paredes repletas de dibujos suyos.

-Poner una obra de arte en tu salón- Gio se tapó la cara pensando en que tipo de obra de arte era esa. Le parecía increíble que un chico tan "bien hecho" como él dibujase como un crío de 5 años.

-Claro, deberías venderlo en alguna exposición.

-Prefiero que lo tengas tú, es un Federico Bernardeschi auténtico- dijo firmando la parte inferior.

-¿Y que representa?- dijo Gio tratando de buscar una explicación coherente a ese sin sentido de monigotes.

-Somos tú y yo en el sofá con Wendy y Spike- la morena sonrió. Le había recordado a un niño cuando le piden que dibuje a su familia.

El concepto de familia saltó a su mente. ¿Era posible que en un futuro fueran una?. No lo sabía, tendría que seguir con él para averiguarlo. Mientras pensaba todo eso, los labios de Federico habían buscado los suyos y sentía su cálido toque sobre la cintura"


*****                                                                                                                                                                                Wendy y Spike salieron corriendo hacia él. Gaia probablemente se hubiera ido ya. Entró a su habitación y se tiró sobre la cama. Necesitaba dejar de pensar en todo. Lo hecho estaba hecho. Tenía claro que Gio no iba a volver de buenas a primeras con él y menos después de lo que había hecho. Había ido a Roma, a ver a Verónica y sin saber cómo se habían acostado. No iba a negar que había disfrutado de ello, pero no había sentido lo mismo que antes, y mucho menos había sentido algo similar a lo que sentía con Gio. No era por falta de técnica, era por falta de amor. No odiaba a Verónica, pero no la quería para ser su pareja. Se golpeó ligeramente la frente. Idiota. Lo había estropeado todo, pero necesitaba aclararse, aunque quizá había herido dos personas importantes para él. Verónica le había propuesto volver a intentarlo y él lo había rechazado, le había dicho que no quería nada con ella, que había sido un gran error. Ni siendo una mujer fuerte había podido reprimir una ligeras lágrimas ante su negativa. 

Debería hablar con Gio, aunque no sabía cómo. Los últimos mensajes que había enviado habían sido ignorados. Estaba enamorado de ella, de su mente tanto de la parte traviesa como de la seria, de sus manos, de su arte, de su cuerpo, de sus ojos que decían todo lo que querían sin reprimirse....Necesitaba hablar con ella para comprobar si todo lo que había visto de ella era real o tan solo un espejismo creado por una mente joven y enamorada. Intentó una vez más enviarle un mensaje. Algo así como "Gio, necesito hablar contigo. ¿Estás en Florencia? Te quiero". Eliminó las dos últimas palabras, a pesar de que eran ciertas. Lo había recibido, lo había visto, un "escribiendo" apareció en la parte de arriba de su pantalla. No llegó nada. De un salto se levantó de la cama. Iba a ir a su casa. Cogió el coche tras asegurarse de que sus perros estaban bien y arrancó en dirección a casa de Gio. No. La conocía muy bien y sabía que no estaría en casa. Probablemente estuviese perdiéndose por la ciudad. Necesitaba saber dónde y necesitaba que ninguno de sus fans lo viera o todo se iría al traste. 

Pronto había recorrido las principales calles sin encontrar nada, salvo algún aficionado. Trató de recordar todos los sitos a los que Gio le había obligado a ir y a los que le iba a obligar en el futuro. Necesitaba encontrarla.

Arte /Federico Bernardeschi/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora