-Luna Roja-

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El señor Cho esperaba al menor para cenar pero al ver que no bajaba decidió ir a ver el porqué de su demora, aunque antes de poner un pie en el primer escalón, un trabajador se acerco a él corriendo y algo entusiasmado.

Al llegar había encargado a cinco trabajadores de toda su confianza salir en busca de aquel lobo del que tanto hablaba su hijo, quería ver si era tan fantástico como su hijo contaba.

Tenía planeado poner una barrera como protección, sabía que ciertos individuos llenos de ambición y maldad, querían capturar a una criatura que era hermosa y misteriosa pues al parecer había logrado escapar de varios intentos de captura, algunos decían que era amable como los niños pero nadie lo había visto hacerlo, pues al escuchar a los pequeños infantes creían que estaban inventando una historia y con temor por sus hijos querían capturarlo para evitar un ataque.

Ese fue su principal motivo para regresar a aquel lugar, había escuchado que el duque de Hampshire pagaba una fuerte recompensa por quien lo capturara y se lo llevara vivo para tenerlo como mascota de exhibición, por supuesto no iba a permitir semejante atrocidad pues para empezar estaba en contra de la caza furtiva y cualquier maltrato hacia un ser viviente, segundo era el amigo peludo de su único hijo.

Durante su infancia contaba esa historia y el solamente pensaba que eran fantasías de niño hasta que una tarde, antes de irse de aquel lugar a la gran ciudad logro ver a un imponente animal escondido entre los árboles, quizá su imaginación le paso una mala jugada pero estaba seguro que el lobo miraba directamente a la casa.

Salió apurado de su habitación, corrió por el pasillo que daba a las escaleras tropezando por la prisa pero al salir no logro localizarlo, con el corazón acelerado tomo una lámpara y trato de encontrar al curioso vecino pero no tuvo suerte.

Le dolía saber que su hijo a pesar de los años no había podido ser feliz con los que supuestamente debían quererlo, aquel misterioso animal era el único con el poder de sacar una sonrisa sincera en su apuesto hijo, el castaño tenia sonrisas forzadas cada vez que alguna jovencita se le acercaba o tenía una sonrisa maliciosa para aquellos que le habían ofendido en el pasado.

Al saber que querían cazar a aquel lobo, debía ponerlo bajo protección pues estando en sus tierras se consideraba de su propiedad y aquel que tratara de entrar a la fuerza para atraparlo, sería castigado de forma severa, en aquellos momentos daba gracias de tener el apoyo del primer ministro y de las influencias de sus padres con la realeza.

De esa forma nadie podía negarse a una petición suya o de su hijo, sabían que eran gente con dinero y poder, no eran malos pero intimidar a personas como el "honorable" duque era una muy buena satisfacción.

Olvidándose de buscar a su hijo, presto atención a las palabras de aquel hombre de confianza; este decía que había huellas frescas alrededor de la mansión, lo importante y curioso es que aquellas eran de entrada pero no de salida, lo cual significaba que el lobo no había salido del lugar.

Ordeno a los hombres a encontrarlo, decidido a unirse en su búsqueda tomo una linterna y se interno por los alrededores de la mansión.

La búsqueda se prolongo pasada la media noche, exhaustos y sin ninguna pista del paradero del invitado mando a sus hombres a descansar, cansado y un poco desilusionado porque la búsqueda no había dado frutos, se dirigió a la habitación de su hijo; abriendo la puerta lo más sigilosamente posible, suponiendo que este se encontraba dormido.

Grande fue su sorpresa al notar otra silueta junto a este, la luna que en esa noche tenia mayor tamaño dejo un ligero rastro de luz que curiosamente iba dirigida a su hijo y a quien compartía su lecho, reprimiendo un jadeo, miro a aquel lobo adulto con el hocico entre sus patas acostado cerca de su hijo, con una postura protectora.

Observo lo pacifico que se sentía el ambiente, la postura relajada de su hijo junto a una ligera sonrisa reflejada en su rostro, sonrió y procurando no hacer ruido cerró la puerta para dejar descansar a los durmientes.

Aun no salía de su asombro, en verdad que aquel lobo era imponente y por alguna razón sabia en el fondo de su corazón que aquella vista era la correcta, aquel animal no dañaría a su hijo... al contrario le traería alegría y felicidad.

Sin esperar un minuto más, se dirigió rumbo a su oficina para marcar a su constructor, debía crear esa barrera para impedir que trataran de tomar lo que por lógica era de su hijo.

Terminando los acuerdos del material y la orden de empezar lo más pronto posible, al fin pudo irse a la cama.

La risa de su hijo lo tomo desprevenido pues esta solo era hacia él con algunos comentarios mordaces hacia algunas personas o situación y el saber que su hijo al fin sonreía por algo ajeno, le emocionaba.

Con una sonrisa y dando gracias a quien quiera que había traído a aquel lobo a la vida de su hijo se quedo dormido.

Mientras que el castaño admiraba a su amigo lobuno con el dije de oro blanco de 13 quilates con incrustaciones de zafiro, la luna que siempre vigilaba sus sueños daba paso al sol para alumbrar su destino.

Ambos dioses sabían que su protegido estaba listo y que era hora de darle su libertad, la luna se torno roja por breves segundos iniciando el momento del cambio.

My lonely wolfWhere stories live. Discover now