Lo que perdí y nunca creí recuperar

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Desgraciadamente en la vida las personas dan muchas cosas por sentado, por seguro. Están tan acostumbradas a tener ciertas cosas en sus vidas que no les dan la importancia que se debe y cuando las pierden, sufren y se lamentan, porque ahora les hace mucha falta y desearían volver a tenerlas. Cosas tan aparentemente sencillas como respirar o poder sentir la textura de las cosas al tocarlas, de verdad no se dan cuenta de lo mucho que valen.

Genji era un claro ejemplo de eso, siempre tomó las cosas por hechas en su vida. Había nacido en un lugar... De cierto modo privilegiado, aunque fuera hijo de un jefe de la yakusa. Nunca se había tenido que preocupar por el dinero, tenía una familia que lo quería, era algo sería pero aún así era buena a su parecer. Su casa era muy grande y bonita, tenían muchos sirvientes, tenía muchos juguetes, era una vida buena. Lo fue gran parte de su infancia.

La primera vez que pudo notar que estaba perdiendo algo, fue con la muerte de su madre. Era muy pequeño cuando pasó, pero le había dolido muchísimo. No entendía porqué se había ido tan pronto, no era justo, quería a su mamá de vuelta. Pero por más que quisiera, nada la iba a traer de regreso. Luego de su funeral le llevaba ramos y ramos de Sakurasou cada vez que podía, eran las favoritas de su madre, recordaba que solía decirle: "Tu padre tuvo esas flores por mi, eso me hace adorarlas aún más". Al principio no entendía eso, pero fue entendiendo con el pasar de los años.

El dolor de la muerte de su madre de verdad era mucho, pero las flores le ayudaban y también se reconfortaba diciendo: "Otou-san y Oni-san están todavía aquí conmigo".

Eso no duró mucho.

Luego de la muerte de su madre las cosas se fueron poniendo cada vez más difíciles; sentía como si poco a poco la felicidad de su casa se iba con ella.
Su padre no tenía la misma vitalidad de antes, Hanzo se había puesto más serio, los ancianos del clan parecían notar cada vez más sus errores.

Claro que él también había cambiado, se hizo cada vez más rebelde con el paso de los años y con su rebeldía creció el interés nulo que tenía en las actividades de su clan.
A él no era el que le tocaba ser el sucesor del clan, pero aún así no era ignorante sobre las cosas que hacía su clan, y las detestaba. No soportaba la idea de que algún día tuviera que ser parte de todos esos... asesinos. Aunque ya hubiera tenido que ser parte de algunos... trabajos que le habían obligado a cumplir.
No era ignorante a los procedimientos pero si prefería ignorarlos, así que literalmente buscaba cualquier cosa para no tener que asociarse con el clan Shimada.

Así que los muchos bares y clubes que tenía Japón fueron una excelente distracción. Aunque esto lo hacía más por hacer enojar a su familia, que bien estaban enterados de sus actividades y odiaban que fuera tan deshonroso. Justo lo que Genji quería.

En realidad su lugar favorito era el arcade que estaba cerca del castillo de los Shimada y también adoraba ir a Rikkimaru, el ramen de ese jugar era increíble.

Poco a poco comenzaba a acostumbrarse y disfrutaba de du agitado estilo de vida, pero eso tampoco duró mucho.

Luego murió su padre y eso fue... el principio del fin, como a él le gustaba llamarlo.

Su padre era la última persona que intentaba protegerlo, intentaba que hiciera las cosas correctas pero no le hablaba de mala manera, sólo quería que su hijo hiciera lo que el creía correcto y tuviera un futuro en el cuál apoyarse.

Cuando murió fue casi tan duro como la muerte de su madre, aunque los años de ligero distanciamiento hicieron el golpe menos fuerte. Le aliviaba un poco saber que ahora sus padres estaban juntos y les llevaba a ambos las flores más bellas de Sakurasou que podía encontrar. Era una linda forma de recordarlos.

Lo que me hace sentir humano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora