2-Capítulo

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Oliver se detuvo mostrando al volverse hacia nosotras que aquel era el automóvil en el cual íbamos a irnos hasta su casa. Que yo supiese, Oliver seguía soltero, al menos, Denis nunca me habló de una boda de su hermano. Mudamente, y con ayuda de un mozo, metió en el portaequipaje mis maletas, mis dos bolsas de viaje y abrió la portezuela para que entráramos las dos. Yo lo hice a su lado. Amy atrás.
Aún no si me has dicho algo concreto de Denis

–No he dicho nada, Mappy, pero me gustaría decirte que estás muy bien, que siento lo que le ya ocurrido a tu madre.

Siempre habló así, secamente. Oliver parecía un hombre "helado". Denis decía que no, que yo me equivocaba al juzgarlo, que era amable y afectuoso; yo nunca vi la amabilidad por una parte alguna, educado sí, pero se mostraba lejano, como si hablara por una parte y viviera en otro lugar.

Denis me decía en el e-mail que vendría a buscarme…

–Sí, lo . Precisamente lo envié yo porque él me lo pidió.

–¿Y no puedes explicarme por qué no ha venido él a buscarme?

Oliver puso el auto en marcha y a la vez me dijo: –En casa hablaremos.

–¿Pero qué ocurre?

–Te lo ruego, no me hagas más preguntas. La respuesta es complicada. Mucho más larga que un o un no.

Tenía el rostro grave. El pelo castaño y abundante, lo llevaba un poco alborotado, como si no lo hubiera peinado, los ojos eran verdes, tenía una boca viril con un labio caído un poco hacia abajo. No sonreía mucho.
Cuando vivíamos en la ciudad donde nacimos, Denis y Oliver pasaban los días juntos, pero Oliver después se fue a la Universidad y Denis se quedó a mi lado. Fue cuando falleció la madre, y el padre desde el Canadá vino a buscarlos. El auto rodó por un sendero estrecho, desembocó después en una autopista y allá lejos torció a la izquierda adentrandose en el bosque por una carretera comarcal. Enseguida vi un letrero:Propiedad Moliner. Así se apellidaba la madre de Denis, porque su padre era Morton. Me causó asombro que se llamara de esa manera.

Allá lejos vi algo parecido a un patio, y después un caserón enorme con pinta de palacio con torres, terrazas y unas anchas escaleras de mármol que conducían a la entrada.
Ya hemos llegado– dijo Oliver y detuvo el auto ante la escalinata. Varios criados acudieron rápidamente y se levaron el equipaje. Oliver me mostró el camino hacia el interior.
Amy no se separó de mí. Gordita y bajita se pegaba a mi costado Como si se preguntara qué estaría ocurriendo para que se provocara aquel misterio en Oliver, mi futuro cuñado.

Una Boda En Dos Etapas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora