Capítulo 10 (parte 2): ese sabor a almendras, luego oscuridad

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—Mañana iré a la comisaría por tu pavo.

 Hallet se estremecía con una risita resollante y silenciosa.  

—el culón de Miller se va a California, un tano menos no?- siguió meciéndose y vigilando a Ryn— en cuanto al chico cuando salga del hospital te vas a encargar que el pequeño mago desaparezca y no vuelva más. 

Rynn, con los brazos cruzados sobre el camisón, se frotó los codos mientras se apartaba del hombre en dirección a la cocina

—donde crees que vas? 

— me pidió una taza de té 

— la respuesta inglesa a cualquier situación, no es así?- pero primero pon música 

Litszt  invadió la casa 

Hallet disfrutaba la ceremonia que había preparado como fumaba deliberadamente y sentía que todo  el mundo esperaba su próximo decreto imperial 

— me gustó como te manejaste con el teléfono. Demuestra una capacidad innata para aprender- su cuello giró para el lado de la cocina— salvo el tema del auto... por lo demás eres brillante. Astuta, una de las que sobreviven. 

La niña estaba llenando la tetera con agua caliente del grifo. No miró al hombre mientras le contestaba:

— mi padre dice que la inteligencia es la capacidad de ver con rapidez la realidad. 

— de verdad? pues también lo dice el famoso filósofo norteamericano George Santayana y, desgraciadamente él lo dijo primero. En Harvard estudié filosofía hasta que me echaron a patadas  - Hallet se alzó de la mecedora, abrió la leñera y tomó un tronco de arce. 

— bizcochos?

— cómo ? 

— quiere bizcochos ? 

— claro que si sólo que yo los llamo pastas para el té. 

La tetera hirvió , la niña retiró la pava del fuego y mientras ponía el agua en la tetera dijo:

— Joe estuvo en el sótano 

— que lugar tan frecuentado 

— El lo sabe, sabe todo. 

— un tanito inteligente, no?

— sí 

— entonces alcanzará a entender que ahora es cómplice tuyo. Conoces esa palabra? 

— sí

— y él sabe lo que significa ? 

— supongo que si 

— es el único que sabe lo del sótano? 

— si 

Hallet estudiaba cada paso de la niña, observó como equilibraba la bandeja sobre un ángulo de la mesa de café mientras se arrodillaba en el suelo. Se sentó sobre sus pies desnudos mientras hacía sitio para el servicio de té. Hallet a un brazo de distancia, no se movió para ayudarla. Contemplaba el cabello de  Rynn, resplandeciente a la luz de la chimenea. 

— señor Hallet? 

— si querida? 

— se lo contará a su esposa? 

La niña se daba cuenta del riesgo que significaba la pregunta. Podría haberle pegado una bofetada, pero Hallet no se movió 

— que tal si eso me lo dejas a mi ?

La niña y el mago © #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora