velas y susto

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En la brillante superficie satinada y rizada del bizcocho introdujo con lentitud, quince velitas amarillas

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En la brillante superficie satinada y rizada del bizcocho introdujo con lentitud, quince velitas amarillas.
Encendió una cerilla de madera y prendió las primeras tres que iba a necesitar, moviendo la llama lo mas rápido que pudo para que las quince velitas vivieran y danzacen junto con el fuego de la chimenea. Cuando agito la cerilla para apagarla su mano delineada por el resplandor de las velas tenía un color rojizo, los dedos de color rojo sangre, los bordes eran casi transparentes a excepción del borde de las uñas perfectamente cortadas.

Se dirigió con el bizcocho a un rincón oscuro situado junto la puerta del frente donde , abajo, en un perchero, brillaba un espejo alargado.
Cuando se acercaba el brillo de las velas encendió el oscuro rincón.
Se quedó muy quieta ante la doble hilera de llamas. La temblorosa luz hacía que sus manos y su rostro se vieran mas pálidas, tan blancas como la cera.
El largo cabello que tenia habitualmente de color de las hojas de arce ahora estaba teñido de color cobre, se contempló. Era verdad, decidió, su rostro tenia, como había escrito su padre en uno de sus poemas , forma de corazón, tenía la frente ancha y la barbilla era puntiaguda.
Su rostro con forma de corazón y blanco moteado con pecas que parecían mas oscuras a la luz del fuego. Los ojos le brillaban con una  luz salvaje , ojos pequeños pero de un color verde profundo, pero pequeños. Una vez se había quejado con su padre de que otras niñas tenían los ojos grandes, el padre le explico que sus ojos tenían el.tamaño exacto.para su rostro, ese día entendió que eso era el amor de un padre expresado en palabras.

— feliz cumpleaños— le dijo a la chica del espejo — tubo cuidado de no reír porque se le veía un diente partido. 

Con lentitud como en una ceremonia aparto del espejo la luz de las velas, la música rodeaba toda la casa llenándola de calidez.En la mesa de café frente a la que se arrodilló y en la cual colocó el bizcocho ante la escena parecía una sacerdotisa ante un ritual ya que usaba un caftán blanco que su padre le compró en Marruecos era su prenda favorita..Cerró los ojos y se sentía parte del fuego, de la música, del viento otoñal. 

De repente se escuchó un ruido al oírlo contuvo la respiración, se levantó y bajó el volumen de la música que emitía su i-pod, en la puerta de oían golpes. Se oyeron tres golpes estrepitosos.

—Si?— Preguntó tras la puerta. 

—Señor Jacobs?— La voz provenía de la noche , esa voz era desconocida. 

—Quién es? — Soy Frank Hallet

—UN MINUTO— Le dijo. 

Abrió la cigarrera , prendió un cigarrillo y expulsó el humo para las cuatro puntas de la habitación luego tiró el cigarrillo en la chimenea y abrió la puerta, la noche y al viento que invadió de hojas el piso de roble. El hombre llevaba una calabaza ahuecada con una vela encendida en su interior y en su gruesa carne tenía calada una boca sonriente y unos ojos enormes junto con la nariz en forma de triángulo.

La niña y el mago © #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora