Sentimientos

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Para Kayn, Zed era una persona completamente distinta sin su característico traje y yelmo. La expresión de su maestro a esas horas de la noche era de agotamiento puro.

-"¿Tuviste un mal día, Zed?"-

-"De hecho, sí."- Dijo de mala gana.

-"Bueno, fuiste tú después de todo quien quiso entrenarme al amanecer."-

-"Era necesario, Shieda. Muchas veces debo sacrificarme por mis alumnos y sobretodo por el bien de la orden... Creo que aún no te das cuenta."-

-"Te veía como alguien más egoísta, Zed."-

-"Lo soy supongo, pero no puedo hacer todo yo solo, aunque me gustaría."-

Zed se acomodó en su cama adentrándose en las sábanas.

-"Shieda, supongo que esa manta es suficiente para ti."-

-"Preferiría mi cama... Pero supongo que esto basta por hoy."-

Zed acomodó su cabeza en su almohada y se puso en posición fetal para dejarle un espacio a Kayn en la cama.

-"Buenas noches."- Dijo.

-"¿Qué tendrán de buenas?"- Dijo el pelinegro de mala ganas.

Zed decidió no responder, ya que lo consideró una pérdida de tiempo. Cerró sus ojos e intentó dormir. En cuanto a Kayn, se enrolló en la manta y se acomodó a los pies de su maestro.

Pasaron un par de horas, Zed se durmió casi al instante, mientras que Kayn no podía dormir más de dos minutos seguidos por ratos. Estaba incómodo y no paraba de moverse de un lado a otro. Hubo un momento en donde comenzó a sentir molestias en su vejiga, necesitaba orinar.

Se levantó intentando no despertar a Zed. La habitación estaba iluminada por la misma luna, que esa misma noche se encontraba llena. Kayn caminó hacia la puerta, pero cuando estaba apunto de llegar algo alarmó todos sus sentidos.

-"¡...!"-

Se congeló y comenzó a temblar de una forma que hace tiempo no experimentaba.

-"Z-Zed..."- Dijo en voz baja intentando no despertar a su maestro de golpe.

Zed no respondió.

-"Z-Zed... ¡ZED!"- Alzó la voz.

Zed apretó los ojos y los abrió lentamente con desagrado.

-"¿Qué sucede, Shieda?"-

-"Nngh..."-

Kayn miró aterrado la figura del arácnido que estaba en la puerta.

-"¿Y bien?"- Preguntó Zed insistente.

-"H-hay una araña en la puerta..."-

Zed abrió los ojos desconcertado.

-"Kayn... No estoy para bromas... Ya te lo he advertido..."-

-"P-pero... No es una broma..."-

-"¡Eres un asesino! ¿Cómo demonios te va a dar miedo un insecto?"-

-"...No tengo explicación para esto, Zed..."-

Zed se levantó maldiciendo a todo lo que se cruzaba en camino.

El peliblanco observó al menor, parecía aterrado, realmente tenía lo que era conocido como aracnofobia. Posó su mano en el hombro del pelinegro, este dio un sobresalto y luego su cuerpo dejó de temblar.

-"Cálmate, Shieda. Ya estoy aquí... No puede hacerte nada el maldito insecto."-

-"Agh... Tampoco lo digas cómo si estuviera indefenso..."-

Odio lo que me haces sentir. ~ Zed x KaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora