Desbordados

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Kayn siguió los pasos de Zed. A medida que iban avanzando se extrañó que su destino fuera la habitación del mismo.

-"¿Tú habitación Zed?"-

-"Es el único lugar donde nadie nos va a molestar."-

Kayn rió.

-"Recuerdo aquellas primeras noches en la orden donde no te dejaba dormir."-

-"Solías tener pesadillas. Estabas traumado."-

-"No estaba traumado. Bueno, tal vez un tanto perturbado."-

-"Prácticamente es lo mismo Kayn, llegabas temblando a mis brazos."-

-"Ni me lo recuerdes..."-

Los primeros días de Kayn en la orden fueron tormentosos. Le costó integrarse; ya que al ser un noxiano, recibió la discriminación por parte de varios acólitos.

-"Desde ahora serás Shieda Kayn, y te tendré bajo mi tutela. También te cuidaré como corresponde, me aseguraré de sacar todo tu potencial."-

Kayn sólo asintió, apenas podía entender los dialectos jonianos en ese entonces.

-"Cierto, hay palabras que no entiendes..."- Dijo Zed pensativo.

-"Está bien, maestro Zed. Aprenderé rápido."-

Por semanas el joven Shieda se la pasó leyendo libros y aprendiendo a la perfección los dialéctos jonianos. Incluyendo un poco de lengua vastayana, pues algunos de sus hermanos eran de este linaje.

De día estudiaba y de noche interrumpía el sueño de Zed. El menor llegaba sollozando. Apenas abría la puerta el pelinegro se acurrucaba en su abdomen.

El mayor tan solo le acariciaba la cabeza. Era un niño de diez años llorando como uno de cinco, mas era entendible por todo lo que había pasado.

-"Shieda, estoy aquí contigo. No tienes que tener miedo."- Le repetía junto cada caricia.

Mientras Kayn iba perfeccionando su joniano, la relación de ambos se fortalecía. Comenzó a detallar sus pesadillas en cada encuentro.

-"Esta vez soñé que estaba en la prisión, junto a los demás niños y..."-

Zed lo tomó de los hombros interrumpiéndolo.

-"Shieda, tienes que aprender a soltar tu pasado. No podrás conseguir la fuerza necesaria para aceptar la oscuridad si no logras superar tus miedos."-

El menor lo miró con decisión.

-"Tiene razón, maestro. Lo siento, he sido débil."-

-"No eres débil, Shieda. Tan solo estás roto, pero yo estoy aquí para arreglarte."- Dijo Zed con la ya acostumbrada caricia.

-"Arreglárme..."-

Kayn sonrió entusiasmado.

-"¿Cuándo podré aceptar las sombras?"-

-"Pronto, Kayn. Vas por el buen camino aceptando tus errores, tenemos que trabajar en tus debilidades."-

Esa misma noche el menor no tuvo ninguna pesadilla; sin embargo, había algo que lo estaba angustiando: no tenía motivos para ir a ver a Zed.

-"Uhm..."- Dijo hundiendo su cabeza en la almohada.

Tímidamente tocó la puerta como todas las noches. Zed le abrió como esperaba.

-"¿Shieda?"-

-"Maestro Zed..."-

-"¿No habías dicho que te gobernarías a ti mismo?"-

Odio lo que me haces sentir. ~ Zed x KaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora