D I E Z

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¿Sabes?

Soy una estúpida.

Era pequeña cuando me diagnosticaron un trastorno alimenticio. Lo llevé bien, eso creo. Estaba superado, eso fue lo que me dijeron y en realidad también lo creí, era una niña, no pasaba de los siete años, así que me lo creí.
Es cierto que la voz esa que te dice que no comas o que luego de comer te hace sentir una culpa enorme u odiarte a ti mismo desapareció por mucho tiempo, pero al llegar a la adolescencia volví a oírle.
Aún así, me mantuve fuerte. Era consciente de que lo que esa voz decía y lo que mis ojos veían frente a mi reflejo era falso.

Pero no fue suficiente.

El hecho de que mis pares dijeran lo fea y desagradable que era no ayudaba mucho, comencé a cuestionarme, a pensar que tal vez aquella voz tenía razón y debía ponerme límites más estrictos. Y lo hice. Comencé poco a poco. Primero fue bajar las porciones de comida con disimulo, con la excusa de que en el colegio no daban tanta comida, luego fue lo de saltarselas, sin que nadie lo notara. Y entonces las cosas fueron empeorando, había días en los que solo tomaba agua.
Reaccioné a mi misma al ver los números en una pesa.

Treinta y cinco.

Tenía diecisiete, eso era extremo. Me puse un alto, peleé conmigo misma y creí haber ganado. Comencé a comer con normalidad, a ganar peso, hasta alardeaba de mi capacidad de comer un montón, y todo estuvo genial por un par de años.

Pero aquí estoy otra vez, viéndome al espejo y odiando lo que veo. Viendo que el número en la pesa está demasiado cerca del número que tengo por estatura. Oyendo esa voz que a ratos me dice "eso es demasiada grasa, vas a morirte de un paro", y le creo, porque incluso mi pecho duele de esa forma. "Comiste tanto, eres una cerda, deberías vomitar y así botar todo eso", y peleo conmigo misma, porque juré jamás hacer algo como eso, pero me he visto entrando al baño con esa intención, y salgo, me encierro en el cuarto con los ojos llenos de lágrimas porque estuve a punto de empeorar todavía más todo. "Mira, subiste de peso ¿cuántos debes bajar ahora? ¿Diez? Eres una tonta" y sí, lo soy, porque en seguida me veo a mi misma, trotando una maldita hora completa y ejercitándome hasta más no poder. Cuando me he puesto a llorar porque me duele es cuando recién me detengo, y entonces comienzo a llorar con más fuerza porque sé que no he bajado todo el peso que he ganado.

¿Que mierda se supone que debo hacer?

Soy un desastre. Me miré al espejo y solo ví un rostro con espinillas, manchas, ojeras marcadas y regordete, un cuerpo desagradable, brazos y piernas demasiado gruesas y un abdomen vergonzoso.

Me odio.

Me odio tanto que no soy capaz de creer en nada ni nadie, mucho menos en mi misma.

Tal vez por eso no tengo un sueño grande e imposible como el tuyo, tal vez por eso me resigno, porque así nadie me ve, nadie me critica más de lo que ya hicieron cuando tenía catorce años, porque así no estoy expuesta, porque así paso inadvertida. Por eso nadie puede quererme y mucho menos amarme, por eso no soy la chica a la que se le quedan viendo, por eso no me toman en serio, por eso no soy digna de nada ni nadie.

¿Y si vomito ahora? ¿Y si dejo de comer mañana? ¿Por qué tengo que estar tan obsesionada con esto? ¿Por qué no puedo simplemente ignorarlo y ser feliz? ¿Por qué no puedo amarme a mi misma?

¡ESTOY HARTA!

Y no tengo a nadie.

Suga, desearía que alguien pudiese oírme... Porque esto es real.

Lo siento, he sido una mierda. Estoy cansada de llorar, lo lamento.

Supongo que eres una buena persona Yoongi, a veces tengo esa sensación de que la persona a la que le escribo es tal cual la imagino, pero no sé, quizás nunca lo sepa.

Y pues... Gracias, supongo.

Cartas a YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora