Hermoso Caos ©

09| Errores del pasado

RIDGE

Relamo mis labios secos antes de inclinar nuevamente el vaso hacia mi boca, el dulce sabor del jugo de arándanos refresca mi garganta en medio de esta ola de calor. Aunque más allá del ambiente pesado, debía de reconocer que este año nuestra generación se la había currado con la preparación de esta fiesta. Habían montado un enorme escenario en mitad de la playa, pequeños puestos de comida y bebidas en diversos lugares estratégicos y un amplio lugar para el DJ de esta noche.

Levanto la mirada hacia Rachel, quien ríe al lado de Zavick.

—Sí, se lo dije —afirma la rubia, con una sonrisa divertida pintada entre los labios—. Aunque no lo recibió muy bien.

—Claro que no —puntualiza Kyle—. A ningún chaval le gustaría que se le burlen de un tatuaje.

—Golpeaste su ego, rubia —determina River.

Rachel se encoge de hombros restándole importancia y vuelve a beber su cerveza.

—Él pidió mi opinión y yo iba a ser sincera —declara, confianza—. ¿Ustedes qué hubieran hecho en mi lugar? ¿Mentir?

—No. Pero hubiera utilizado un poco más el tacto —admite, Nils.

—Ja. Mira quién viene a decir lo del tacto, señor rompe corazones —señala Gwen, antes de regresar su mirada a la rubia—. Tranquila, que yo hubiera hecho lo mismo o mucho peor.

Una ola de carcajadas se extiende en nuestro circulo. Sin duda alguna, la mayoría de nosotros conocemos a la perfección a Gwen así que apostaríamos que hubiera sido mucho más que peor.

Vuelvo mi mirada hacia Rain. Ella comparte un par de risas con Meghan y Sophie, y me agrada, mucho. Me agrada verle sonreír porque eso sucede raramente desde que la conozco, especialmente aquí con nosotros porque no sabría si le hubiera sentado de maravilla pasar toda la velada con mis amigos. Puntualmente Kyle, quien es con quien no se lleva para nada y en ello he tenido que intervenir un poco.

Desde que avisé a los chicos que iría acompañado le tuve que poner un punto final a Kyle porque mi amigo no ha dejado de acosar a Rain en estos últimos días.

—Aunque hay que rescatar que el chaval lo hizo por amor —acota, Luka.

Él sostiene por la cintura a Nadine.

—¿Tatuarte los ojos de tu novia por amor? —inquiere con disgusto Rain—. Eso es algo absurdo, si no mencionar que patético.

—Todos hemos hecho una locura por amor, ¿o no, chicos? —Graham busca apoyo deslizando su mirada entre todos nosotros.

—Claro que sí. Tú eres el mayor ejemplo —Kyle señala al moreno—. Después de todo, quién monta una exhibición de arte en medio del campus por su novia.

Las risas de los chicos no se hacen de esperar, aunque la mayoría de las chicas salen al rescate del jugador de hockey.

—¿Fuiste tú? —pregunta, con sorpresa Meghan y Graham asiente, orgulloso—. Joder, eso fue lo más dulce del mundo.

—Y también lo más bochornoso —acota, Hayes.

—Para nada. Ya hubiera querido tener a un superhombre armando todo ese alboroto para mí —comenta risueña.

—Gracias, Megh.

Graham esboza una amplia sonrisa y segundos después atrae hacia su cuerpo a Sophie para plantar un beso casto sobre la cima de su cabeza. Mientras que yo, aún tengo una sonrisa divertida pintada en mi boca de solo recordar ese suceso.

He conocido a Graham por demasiado tiempo, así que siempre he tenido presente que mi amigo era un mujeriego porque después de todo las chicas aman a los deportistas. Pero la primavera pasada me sorprendió cuando cayó enamorado de Sophie y desde entonces, se volvió en el tipo más cursi del mundo.