08| Un movimiento sutil

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RIDGE

El jugueteo constante de la llave de mi coche entre mis dedos me mantenía entretenido en mi camino hacia la residencia de Rain. Antes de bajar del coche, había recibido un mensaje suyo indicándome que estaban listas para que las recogiera. Sin embargo, aunque había imaginado un escenario específico en el que saldríamos juntos, nunca esperé que me pidiera que incluyéramos a su compañera de cuarto y amiga, Meghan. Claramente, no me importó; quería que se sintiera cómoda en mi presencia y ante los demás.

Durante esta semana juntos, no pude evitar notar cierta cautela cuando Rain estaba cerca de nosotros.

Al cruzar el lobby en dirección a los ascensores del edificio, siento un suave tirón en el cuello de mi camisa, que me detiene abruptamente, acompañado de una voz imponente y familiar. Una sonrisa divertida cruza por mis labios apenas.

—Alto ahí —exige autoritariamente Patrick, el asesor de dormitorios, lanzándome una mirada filosa—. ¿A dónde crees que vas, Wittmore?

—Es un placer volverte a ver también, Pat —respondo con ironía latente en mi voz.

—No intentes jugar conmigo, que ya te conozco lo suficiente.

Su mirada oscura se posa en mí con cierta dureza. Y aunque intenta mantener ese semblante autoritario para intimidarme no lo logra porque lo conozco lo suficientemente bien, después de todo también estuve los dos primeros años de universidad viviendo en una residencia del campus con él como mi asesor. Así que básicamente, Zavick y yo conocemos todas las mañanas de este viejo zorro.

Incluso, ahora que lo noto Patrick está usando su típico atuendo deportivo.

—Esta es una residencia femenina por si no te habías dado cuenta, Wittmore —remarca enfáticamente—. Y tú claramente no eres una chica.

—Lo sé, soy consiente plenamente de ello cada vez que me veo en el espejo —me aparto de su brusco agarre—. Solo vengo a buscar a unas amigas.

—¿Unas amigas? —repite incrédulo—. Ja. No creerás que caeré en ese viejo truco. Sé perfectamente cómo piensan los chicos de tu clase.

—Me conoces, sabes perfectamente que eso no me va —detengo sus insinuaciones y la duda se presenta en su mirada como en su voz.

—Puede que tengas algo de razón, pero eso no te excusa lo suficiente.

—Vamos, Pat. Seré sumamente bueno, ¿por los viejos tiempos?

Él cuela ambas manos sobre sus caderas y deja escapara una exhalación pesada.

—Está bien, creo en ti —acepta a regañadientes—. Pero si hubieras venido acompañado por el loco de Jacott ahí sí no dudaría ni un segundo en cerrarte el paso.

—Gracias, Pat. Eres el mejor.

—Ya, ya, ya, chico. Basta de adulaciones —me detiene bruscamente y no puedo evitar reír por lo bajo—. Solo cinco minutos, si no sales en menos de ello no dudes ni un segundo en que iré por tu escuálido trasero.

Asiente firmemente, antes de deslizar una mano por el bolsillo delantero de mi pantalón de mezclilla y avanzar hacia el ascensor. Patrick se despide con un gruñido y vuelve detrás del mostrador.

Tomo mi móvil para buscar el mensaje de Rain con el número de su habitación. Sigo las indicaciones hasta dar con la habitación 14 B, doy un par de sonoros golpes sobre la puerta hasta que unos segundos más tarde se abre. Una chica bajita y de piel pálida me sonríe con entusiasmo apenas me ve, su cabello negro azabache destaca junto a sus rasgos asiáticos.

—Hola. Tú debes de ser Ridge, ¿no es así? —sonríe emocionada—. Soy Meghan Chen, pero puedes decirme solo Meghan o Megh como más gustes.

—Un gusto igual.

Hermoso Caos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora