Capitulo 10

13 2 0
                                    

El lunes en la mañana Pía y yo estábamos puliendo los últimos detalles de la campaña para la última presentación, si todo salía bien, lo próximo sería ponerla en acción y esa era la parte más satisfactoria de mí trabajo.

Después del almuerzo fui a la cocina por una taza de café, a veces tenía esa pequeña acción culpable.

- Hola – escuche que dijeron a mi espalda.

- Hola – voltee a saludar, era Jonathan. Me di la vuelta de nuevo para recoger mi taza.

- ¿Cómo estuvo tu fin de semana? – pregunto mientras se acercaba a la nevera.

- Bien. Te quería agradecer de nuevo por lo del viernes.

- De nada, cualquiera lo haría.

- Um si, supongo, igual gracias, no es como si recuerde mucho – reí.

- No lo dudo, creo que te tomaste hasta el agua del florero por cómo estabas – me voltee de nuevo a verlo.

- De hecho, nunca me había emborrachado en mi vida – me miro sorprendido.

- ¿En serio?

- Si.

- ¿Cuántos años tienes? – dijo medio en burla, pero no le tome importancia.

- Eso no se le pregunta a una señorita.

- Claro. Pero sabes, ahora que lo pienso ¿me debes algo?

- ¿Ah sí?

- Si, tú sabes, por ser tu rescatista.

- Lo pensare... – y salí con mi taza.

Él me estaba coqueteando y aunque no debería dejarlo, me había ayudado el viernes pasado. Y no podía negar que me gustaba un poco que lo hiciera.

No recordaba la última vez en que eso me había pasado.

*******************************

Al día siguiente el jefe anuncio la reunión semanal. Normalmente la hacían el lunes pero Esteban había estado ocupado y ni siquiera había ido a la oficina.

Las reuniones semanales tenían como finalidad que todos nos enteráramos de las campañas que tenía la empresa, los avances y que retroalimentáramos a nuestros compañeros.

La reunión fue buena, y Esteban nos dijo a Pía y a mí que la última reunión para la campaña seria al día siguiente, menos mal ya teníamos todo listo.

La otra buena noticia era que iba a tener una campaña para mi sola. Era pequeña, una campaña local para una bebida energética.

Estaba feliz por eso, mi primera campaña real, e iba a poner todo el esfuerzo, mi creatividad y mi dedicación en esa campaña, así fuera pequeña. Salí de la reunión llena de energía, cuando me di cuenta Jonathan estaba al lado mío.

- Almuerzo, tu y yo, tú pagas, me lo debes – me rebaso para luego voltear y darme un guiño.

¿Qué había pasado ahí?

- ¿Qué fue eso? – me pregunto Pía una vez que llegamos a nuestra mesa.

- ¿Qué cosa? – me hice un poco la loca.

- Jonathan y tú.

- Ummmm – pensé una respuesta – el viernes me ayudo con mi borrachera ¿ya sabes? Y ahora dice que le debo algo, supongo que quiere que le compre el almuerzo.

- Oh, está bien... - se quedó pensativa – Ten mucho cuidado ¿sí? Es mi amigo pero lo conozco lo suficiente para saber cómo es con las mujeres.

- Tranquila Pía, no es como si no conociera a los hombres como el – me miro incrédula – Además yo no estoy buscando nada en este momento, acabo de salir de una relación muy larga y en mi cabeza no está ese pensamiento.

- Lo sé – simplemente me dijo eso y siguió trabajando en su tablet.

Yo nunca decía las cosas en vano, y estaba firme en lo que quería. En ese momento deseaba con todas mis fuerzas triunfar laboralmente y ahora que tenía la oportunidad no la iba a desaprovechar.

Simplemente sentía que le debía algo a Jonathan y pagarlo era el único camino, y si por ahí derecho lograba hacer un amigo más en mi poca cartera de ellos, no había nada malo ¿no?

Cuando el reloj dio la 1 de la tarde me acorde del almuerzo. Había estado un rato ultimando detalles con Pía y después había tomado mi tablet y había estado apuntando todas las ideas que habían venido a mi mente para mi pequeña campaña.

Decidí no darle vueltas al asunto así que guarde mis cosas, cogí mi bolso y me acerque a la mesa de Jonathan. Él también estaba clavado en su pc y no se me hacía raro que no se haya dado cuenta la hora tampoco.

- Hola – le dije asustándolo un poco.

- Ah, hola, perdón ¿Qué hora es?

- Pasada la una.

- Lo siento, se me paso la hora.

- Tranquilo, a mí también, no hay problema.

- Dame un segundo guardo lo que estoy haciendo y nos vamos.

- No hay problema.

Me quede parada a su lado sin saber que hacer mientras el guardaba lo que fuera en lo que estaba trabajando, apagaba el computador y lo cerraba.

Recogió su celular y se paró.

- Ok vámonos – el tomo la delantera y lo seguí.




PERDÓN PERDÓN PERDÓN SE QUE ES MIÉRCOLES Y QUE DEBÍ ACTUALIZAR EL LUNES PERO AQUÍ FUE FESTIVO Y AYER ESTUVE SUPER OCUPADA PERO AQUÍ ESTA!!! QUE CREEN QUE VA A PASAR ENTRE ESTOS DOS?

Volver a empezarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora