El lunes en la mañana Pía y yo estábamos puliendo los últimos detalles de la campaña para la última presentación, si todo salía bien, lo próximo sería ponerla en acción y esa era la parte más satisfactoria de mí trabajo.
Después del almuerzo fui a la cocina por una taza de café, a veces tenía esa pequeña acción culpable.
- Hola – escuche que dijeron a mi espalda.
- Hola – voltee a saludar, era Jonathan. Me di la vuelta de nuevo para recoger mi taza.
- ¿Cómo estuvo tu fin de semana? – pregunto mientras se acercaba a la nevera.
- Bien. Te quería agradecer de nuevo por lo del viernes.
- De nada, cualquiera lo haría.
- Um si, supongo, igual gracias, no es como si recuerde mucho – reí.
- No lo dudo, creo que te tomaste hasta el agua del florero por cómo estabas – me voltee de nuevo a verlo.
- De hecho, nunca me había emborrachado en mi vida – me miro sorprendido.
- ¿En serio?
- Si.
- ¿Cuántos años tienes? – dijo medio en burla, pero no le tome importancia.
- Eso no se le pregunta a una señorita.
- Claro. Pero sabes, ahora que lo pienso ¿me debes algo?
- ¿Ah sí?
- Si, tú sabes, por ser tu rescatista.
- Lo pensare... – y salí con mi taza.
Él me estaba coqueteando y aunque no debería dejarlo, me había ayudado el viernes pasado. Y no podía negar que me gustaba un poco que lo hiciera.
No recordaba la última vez en que eso me había pasado.
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Al día siguiente el jefe anuncio la reunión semanal. Normalmente la hacían el lunes pero Esteban había estado ocupado y ni siquiera había ido a la oficina.
Las reuniones semanales tenían como finalidad que todos nos enteráramos de las campañas que tenía la empresa, los avances y que retroalimentáramos a nuestros compañeros.
La reunión fue buena, y Esteban nos dijo a Pía y a mí que la última reunión para la campaña seria al día siguiente, menos mal ya teníamos todo listo.
La otra buena noticia era que iba a tener una campaña para mi sola. Era pequeña, una campaña local para una bebida energética.
Estaba feliz por eso, mi primera campaña real, e iba a poner todo el esfuerzo, mi creatividad y mi dedicación en esa campaña, así fuera pequeña. Salí de la reunión llena de energía, cuando me di cuenta Jonathan estaba al lado mío.
- Almuerzo, tu y yo, tú pagas, me lo debes – me rebaso para luego voltear y darme un guiño.
¿Qué había pasado ahí?
- ¿Qué fue eso? – me pregunto Pía una vez que llegamos a nuestra mesa.
- ¿Qué cosa? – me hice un poco la loca.
- Jonathan y tú.
- Ummmm – pensé una respuesta – el viernes me ayudo con mi borrachera ¿ya sabes? Y ahora dice que le debo algo, supongo que quiere que le compre el almuerzo.
- Oh, está bien... - se quedó pensativa – Ten mucho cuidado ¿sí? Es mi amigo pero lo conozco lo suficiente para saber cómo es con las mujeres.
- Tranquila Pía, no es como si no conociera a los hombres como el – me miro incrédula – Además yo no estoy buscando nada en este momento, acabo de salir de una relación muy larga y en mi cabeza no está ese pensamiento.
- Lo sé – simplemente me dijo eso y siguió trabajando en su tablet.
Yo nunca decía las cosas en vano, y estaba firme en lo que quería. En ese momento deseaba con todas mis fuerzas triunfar laboralmente y ahora que tenía la oportunidad no la iba a desaprovechar.
Simplemente sentía que le debía algo a Jonathan y pagarlo era el único camino, y si por ahí derecho lograba hacer un amigo más en mi poca cartera de ellos, no había nada malo ¿no?
Cuando el reloj dio la 1 de la tarde me acorde del almuerzo. Había estado un rato ultimando detalles con Pía y después había tomado mi tablet y había estado apuntando todas las ideas que habían venido a mi mente para mi pequeña campaña.
Decidí no darle vueltas al asunto así que guarde mis cosas, cogí mi bolso y me acerque a la mesa de Jonathan. Él también estaba clavado en su pc y no se me hacía raro que no se haya dado cuenta la hora tampoco.
- Hola – le dije asustándolo un poco.
- Ah, hola, perdón ¿Qué hora es?
- Pasada la una.
- Lo siento, se me paso la hora.
- Tranquilo, a mí también, no hay problema.
- Dame un segundo guardo lo que estoy haciendo y nos vamos.
- No hay problema.
Me quede parada a su lado sin saber que hacer mientras el guardaba lo que fuera en lo que estaba trabajando, apagaba el computador y lo cerraba.
Recogió su celular y se paró.
- Ok vámonos – el tomo la delantera y lo seguí.
PERDÓN PERDÓN PERDÓN SE QUE ES MIÉRCOLES Y QUE DEBÍ ACTUALIZAR EL LUNES PERO AQUÍ FUE FESTIVO Y AYER ESTUVE SUPER OCUPADA PERO AQUÍ ESTA!!! QUE CREEN QUE VA A PASAR ENTRE ESTOS DOS?
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Volver a empezar
Teen Fiction"Mi día no había salido para nada bien. Mi despertador no había sonado, mi auto se había demorado en prender, el ascensor no llegaba, mi jefe me había buscado a primera hora de la mañana y yo no había estado, el café se había regado en mi blusa bla...