Kazuto Hibiya comenzaba su día con algo de música rock occidental, cortesía de EX-ROCK, la emisora local de rock en la ciudad. Por las mañanas emitían ese tipo de música, por lo que Led Zeppelin ambientaba el interior de aquella habitación.
Terminó de ponerse el uniforme de la escuela y se acercó al escritorio de su recámara para apagar la pequeña radio. Salió del cuarto y se dirigió a la cocina para prepararse el desayuno; debido a su disciplina, no necesitaba que le llamaran, ni mucho menos le agradaba dejar que su madre se encargara de todo.
Después del desayuno, se dirigió a la escuela montado en su bicicleta. Hacía mucho tiempo que no la usaba y se sentía con ganas de hacer un poco de ejercicio matutino. Probablemente estaba desarrollando un gusto por los deportes que era atípico en él.
A pesar de vivir relativamente cerca del plantel, Kazuto prefería llegar temprano. Creía que debía mantener su estatus como el segundo mejor estudiante de la clase. Llegando antes que todos los demás, podía aprovechar la tranquilidad del salón vacío para darle un repaso a los apuntes del día anterior.
Sin embargo, cuando llegó a la escuela, se dio cuenta de que ese día no fue el primero en llegar. Alan Perrish ya se encontraba allí, sentado en su lugar, con los brazos fláccidos sobre el pupitre y la mirada un tanto decaída.
Ya que su lugar estaba al fondo, Kazuto se dirigió hacia ahí sin prestar mucha atención en su compañero. Cuando pasó a su lado, pareció como si no se hubiera dado cuenta de ello.
Llegó hasta su asiento, el penúltimo de la segunda fila junto a las ventanas del extremo izquierdo, y tomó asiento. Sin perder tiempo, sacó un par de libretas y un libro de texto, pero tan pronto se escuchó el primer crujido de páginas al abrirlo, Alan dijo.
--El salón se siente muy solitario, ¿verdad?
Kazuto no respondió. No estaba interesado en conversar con Alan; le preocupaban más los temas que pudieran tocarse en los exámenes próximos a realizarse.
--Es todo un fastidio esto de la mala suerte, ¿cierto? --Kazuto empezaba a sentirse incómodo por la actitud de Alan. Le daba la impresión de que se había vuelto un poco loco--. Es bastante molesto no poder hablar con nadie y que la única persona que te dirigía la palabra está perdida en un lúgubre cuarto de hospital.
»No puedo hablar normalmente con alguien porque tengo miedo de que algo malo suceda tan pronto me gire para otro lado. De verdad es terrible, Hibiya.
Kazuto permaneció impasible en su butaca. No obstante, le resultó difícil no prestarle atención.
--¿Sabes una cosa? --Alan volteó a ver a Kazuto por encima del hombro. Su mirada era perturbadora--. A veces la mala suerte no proviene de un talismán o una maldición. En ocasiones proviene de nosotros mismos. Ten en cuenta eso.
Alan devolvió la vista hacia la nada. ¿Acaso fue una amenaza? Kazuto quería creer que era un malentendido o al menos una burda indirecta norteamericana. No. Se sintió como una verdadera amenaza.
Olvidándose de su postura y, envalentonado, Kazuto se levantó del pupitre y dio un paso hacia Alan Perrish. Estaba dispuesto a encararlo.
--Buenos días, Kazuto --saludó Junichi enérgicamente, acercándose a él. Sorata iba detrás de él.
Kazuto se detuvo. El ímpetu se esfumó tan rápido como llegó.
Sus amigos pasaron al lado de Alan, ignorándolo por completo, y se instalaron en sus respectivos asientos. Parecían no reparar en lo que Kazuto estuvo a punto de hacer.
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Vermillion
HorrorAlan Perrish, un joven estadounidense, se muda a Japón junto con sus padres debido a que uno de ellos fue transferido en su trabajo. Una vez comenzados sus estudios, comienza a notar cosas extrañas entre sus compañeros de clase, los cuales poco a po...