13. Nadie entiende

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––¿Qué rayos significa esto? ––preguntó en voz alta Kazuto Hibiya, creyendo en realidad que sólo lo había pensado.

Nadie respondió de todas formas. Sus compañeros y sus amigos se encontraban tan impactados como él mismo. Izumi, la tirana de la clase, todavía no había llegado, pero lo más seguro es que armaría un gran escándalo cuando lo hiciera.

No importaba. El espantoso mensaje pintado en la puerta, escrito en kanjis, dejaba las cosas demasiado claras:

ようこそ

"Bienvenidos", era lo que se leía, resaltando el hecho de que estaba pintado con material proveniente del salón de arte, quizá. Si así era, sería muy difícil limpiarla, y ya muchos estudiantes de otras clases lo habían visto, así que no necesitaban más problemas.

––¿Creen que otros lo hayan visto ya? ––preguntó Junichi a Sorata y Kazuto, tratando de romper un poco el silencio que flotaba entre los pocos miembros de la clase 2-3 que ya habían llegado.

––Me parece que la respuesta es obvia ––contestó Sorata, sin despegar la vista del mensaje.

Algunos comentarios de parte de los demás presentes. Según lo que decían, nadie se había animado a entrar todavía por temor antes lo que pudiera hallarse en el interior. No era para menos. Los últimos días habían pasado cosas muy extrañas en la clase. Era normal que cualquiera de ellos se sintiera inseguro de ingresar en el salón sin saber lo que le esperaba.

Kazuto, entonces, y en vista de que nadie más parecía querer hacerlo, se acercó a la puerta y asió el pomo, dispuesto a abrirlo. Sin embargo, no contaba con que estaría cerrada. Pensando positivamente, se imaginó que tal vez la puerta estaría atascada solamente. No fue así.

––Parece que alguien le echó llave al cerrojo ––anunció, volviéndose hacia Junichi y Sorata.

––¿Qué? ––respondió Junichi––. ¿Cómo?

––No puede ser. Debería estar abierta ––apuntó Sorata.

––Pues esto no abre.

––A ver, déjame intentar.

Kazuto se hizo a un lado para dejarle espacio a Junichi. El muchacho intentó abrir la puerta, obteniendo el mismo resultado.

––Parece estar atrancada ––dijo Junichi, volviendo a intentarlo con las dos manos e imprimiendo más fuerza.

Kazuto iba a decir algo más, pero Junichi consiguió destrabar la puerta, la cual se abrió de golpe y provocó que el joven se resbalara.

––Pues al final resultó que sólo estaba atascada ––comentó Junichi.

Kazuto se acercó y estudió el cerrojo con la mirada meticulosa de un analista de costos.

––Creo que más bien se dañó la cerradura ––dijo, irguiéndose––. Eso debía mantenerla atascada.

––Bien, ¿y qué hacemos con la pintura en la puerta? Necesitamos limpiarla de algún modo.

––Lo sé.

Mientras los tres discutían cómo limpiar la pintura, el resto de estudiantes comenzó a entrar en el salón. Algunos de ellos soltaban algunos comentarios con respecto a la pintarrajeada de la puerta, mientras que otros se preguntaban por qué la puerta se habría trabado si el día anterior se encontraba en un buen estado.

Kazuto, Junichi y Sorata se quedaron unos momentos afuera.

––¿Por qué creen que hayan escrito eso en la puerta? ––preguntó Junichi repentinamente.

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