I. 9:00 pm

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ADVERTENCIA: La siguiente historia es MUY perversa, enferma y hasta puede que repugnante OwO si son de los que no les gusta ver a sus semes de sukes es mejor que no lean la monstruosidad que creé ...quedan advertidos.

  El día terminaba, la habitación de Aoba se llenaba de un intenso calor

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  El día terminaba, la habitación de Aoba se llenaba de un intenso calor. Gemidos hacían eco por las habitaciones solitarias de la casa.

   El ambarino disfrutaba de las caricias que su fiel amante daba a lo largo de su suave piel. Su compañero no perdía oportunidad de besar cada parte del peliazul.

   —R-Ren...—gimió Aoba, a punto de llegar a su límite por las embestidas del nombrado.

   El movimiento rítmico se intensificó hasta que la escencia de ambos salió, esparciendose tanto en el pecho, como en el interior de Aoba. Respiraciones agitadas reemplazaron los fuertes gemidos.

   El cansancio de Ren se hizo notorio al caer sobre Aoba, reposando su rostro sobre la piel de su pecho.

   —¿Crees que los vecinos nos escucharon?—preguntó Aoba, para después dar una risa traviesa.

   —No lo creo, hay demasiado ruido afuera—respondió, dando pequeños besos en el cuello del peliazul.

  El timbre de la puerta interrumpió el cálido momento de la pareja.

   —Yo abriré—dijo Aoba, separándose de los brazos de Ren.

   Con solo una sábana en su cintura bajó por las escaleras con la mirada clavada en la puerta, la silueta en ella dejaba ver quién se encontraba detrás.

   Sonrió y caminó coquetamente hacia la puerta, se posó de manera provocativa frente a ella y finalmente la abrió. Al otro lado de la puerta un sonriente ojirojo borró rápidamente su sonrisa al ver a su mejor amigo semidesnudo y en una posición seductora.

   —A-Aoba...—Apenas si pudo murmurar al verlo con solo una sábana cubriendo su intimidad.

   —Koujaku ... ¿No vas a pasar?—invitó con una voz pícara, dirigiéndose al interior de la casa.

   El ojirojo entró sin apartar la mirada del coqueto peliazul. Paseaba sus ojos a lo largo de aquella bella figura, capturando su desnuda espalda y fino perfil, el cual hacía resaltar aquel tentador cuello.

   —¿P-por qué tan poca ropa?—preguntó de manera más casual mientras cerraba la puerta tras de sí, tal vez para romper la tensión del lugar.

   —Acabo de salir de la ducha—rió ligeramente ante su mentira—Pero ¿Por qué esa pregunta tan atrevida? Que observador.

   —N-no es eso ... solo vine a ver cómo estabas—. Se aclaró la garganta, intentando recordar el motivo de su visita, el cual había sido momentáneamente olvidado—. Tae-San no está y quería asegurarme de que estuvieras bien. Ya sabes, hay muchos locos últimamente.

Noche en Sodoma [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora