⚠ Un poco enfermizo (? ⚠
Youngjae siempre ha sido demasiado intenso a la hora de demostrar sus sentimientos y emociones.
Como aquella vez en la que uno de sus compañeros golpeó a un cachorro inocente, entonces, en un ataque de rabia, empujó al niño por las escaleras. En lugar de asustarse Youngjae soltó una gran carcajada al oír sus chillidos de dolor. Tampoco obtuvo algún castigo por aquel acto, es decir, ¿quien sospecharía del adorable chico de mejillas rojitas y regordetas que además era amado por todos? Los padres del niño terminaron disculpándose con los padres de Youngjae por las "falsas acusaciones" que su hijo soltaba. Youngjae no volvió a saber nada de ese niño, desapareció por completo de su vida. Desde ese día Youngjae supo que algo en el no era normal, el era especial.
Youngjae nunca fue enviado a un psicólogo, para todo el mundo el rubio era un chico adorable, puro, atento y servicial.
Experimentó toda clase de emociones durante su proceso de desarrollo, y como siempre éstas eran demasiado intensas. Todas, menos amor. Youngjae jamás se había enamorado. No hasta que lo conoció a el. El rubio jamás pensó que terminaría siendo homosexual, eso solo lo hizo sentir más especial.
Comenzó a observar a ese chico en los recesos. Al principio su cabellera negra con un leve tono carmín fue lo único que llamó su atención, era un color que Youngjae amaba demasiado, le provocaba un sentimiento de paz indescriptible. Su objetivo cambió cuando descubrió que debajo de esa llamativa cabellera había un chico increíblemente guapo; ojos rasgados, labios finos, dos lunares que le quitaron el aire por un par de segundos y finalmente, una voz ronca y seductora. Era perfecto.
Youngjae se dio cuenta de que estaba enamorado cuando ya no pudo apartar más la vista de ese chico. Luego de largas investigaciones descubrió muchas cosas acerca de el. Solo cosas triviales, las cosas personales prefería preguntarlas el mismo.
Im Jaebum, 18 años, era excelente en matemáticas pero pésimo en geografía, soltero y afortunadamente bisexual.
Ocurrieron un par de eventos, pasaron algunos meses y, de alguna forma Jaebum y Youngjae terminaron siendo amigos, aunque éste último con intenciones ocultas. Se veían prácticamente todos los días, a cada hora.
Youngjae al principio pensó que a Jaebum le incomodaría tener a alguien siguiéndolo a todos lados, pero grande fue su sorpresa cuando descubrió que el mayor también preguntaba por el a diario y lo buscaba en todo momento.
Todo iba perfecto, pero tristemente no podía ser así para siempre.
Youngjae regresaba de la cafetería con su mejor amiga en busca de Jaebum. Se desesperó cuando no lo encontró por ningún lado, pues el mayor siempre lo esperaba al lado de una máquina expendedora. Recordó que aun le faltaba un lugar por revisar, el gimnasio.
Corrió hasta ahí dejando a su amiga sola en el patio y, tal como esperaba, Jaebum se encontraba ahí. Pero Jaebum no estaba solo. El mayor estaba con una chica y además la estaba abrazando.
Miles de sentimientos negativos aparecieron en el corazón de Youngjae: odio, tristeza, envidia y celos, sobre todo celos. En su mente se vio a sí mismo cortando el delgado cuello de esa chica, o desmembrandola lentamente mientras disfrutaba de sus gritos. Pero todo pensamiento extraño se esfumó cuando sintió una lágrima caer de su ojo derecho, estaba llorando y además, Jaebum se había volteado viendo a su dirección mientras le daba la espalda a la chica. Youngjae se desesperó y sin saber que hacer o decir, salió corriendo.
No llegó muy lejos, su condición física nunca fue muy buena. Tampoco notó que el mayor lo había seguido hasta ahí e intentaba llamar su atención.