Amor platónico

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Todo empezó con Kaoru Matsubara entrando en crisis.

De todos los hombres en la tierra le tuvo que interesar su mejor amigo, Butch Him.

[ TIEMPO ATRÁS ]

Todo comenzó cuando ingresaron a la preparatoria.

- No lo se Kaoru - exclamó rascando su melena - ¿Qué tal si no soy suficientemente bueno? -

Habían sido amigos desde la infancia, fue fácil llevarse bien.

Ambos amaban los deportes, comer comida chatarra, el mismo tipo de música, las largas horas que dormían juntos.

Jamás se le había cruzado que ese reservado y burlón chico terminaría por robarle el corazón.

Pero retomando la conversación no pudo evitar rodar los ojos.

- Por favor Butch - cerró su casillero - El trato era que ambos haríamos las pruebas para el equipo de fútbol, ambos - dijo lo último con algo de fuerza.

- Ya no estoy tan seguro - mencionó estresado - Todos parecen bastante profesionales -

- ¿Me vas a decir que nosotros no lo somos? - dijo alzando una ceja - ¡Jugamos prácticamente desde el kinder! -

Butch gruñó cruzándose de brazos, sabía que el chico estaba extremadamente nervioso así que le ofreció una sonrisa para así rodear sus hombros.

- Sabes que no importa lo que pase, estaré ahí para apoyarte -

Pudo notar como el rostro de Butch enrojeció.

Buttercup resoplo mientras empezaba a caminar.

- Lo sabía -

Butch se quedo confundido pero en cuanto pudo la alcanzó.

- ¿Qué sabías? -

- Que te acobardarías -

Butch lucía bastante ofendido, lo cual divertía a Kaoru.

Pero en eso paso por su lado, la empujó a los casilleros.

- ¡Oye idiota! - le gritó molesta viendo la sonrisa del chico.

- ¡Mueve el trasero! - le gritó de vuelta - ¡Llegaremos tarde a las pruebas y ninguno será capitán! -

Kaoru sonrió ante la confianza que mostraba su amigo pero no pudo evitar reír, siempre caía en la psicología inversa.

Corrió a alcanzarlo hasta que llegaron a la gran cancha de la secundaria.

Apreciaron por un momento lo inmensa que era, había unos cuantos estudiantes con el uniforme del equipo, mientras otros lucían bastante nerviosos al estar frente a un viejo que parecía molesto.

- Wow - mencionó asombrado Butch.

- Es solo una cancha - dijo riendo - No te muestres tan entusiasta -

- Solo me quiero acostumbrar - se alzó de hombros - Estaremos jugando aquí los próximos tres años -

-Te escuchas muy confiado cuando hace unos minutos estabas lloriqueando- mencionó burlona.

-Si pero gracias a ti recordé que nadie es mejor que yo- agregó coqueto mientras le dedicaba un guiño-Que haría sin ti, muñeca-

Frunció el ceño.

-¡No me llames muñeca!-

Antes de que pudiera terminar escucharon el silbato del entrenador.

-¡Escuchen muy bien!- gritó el hombre en shorts-Estos siguientes años seré su entrenador, ¡si es que tienen suerte!-

30 Días de azúcar, flores y muchos coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora