Primera cita

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Momoko P.O.V

Ya estaba oscureciendo, el día estaba llendo tan bien hasta que se topó con este imbécil.

- ¡Brick! - gritó molesta.

Él la siguió ignorando mientras hablaba por teléfono.

- Maldita sea - dijo cerrando los ojos un segundo - Sino me sueltas, ¡lo pagarás muy caro! - trató de liberarse de las sogas pero no estaba resultando - Sabes que Bellota y Burbuja me encontrarán -

¿Cómo pasó esto?

Iba caminando al laboratorio para tomar un bocadillo cuando de repente, un idiota escondido en el callejón la atrapó quitándole su cinturón, ahora se encontraba atada a una silla en la cabaña de Peludito.

- ¿Esto es por qué tuve mejores notas que tu en ciencias? -

Seguía sin contestarle.

- ¿Qué es lo que quieres, Him? - dijo cansada - ¡¿Qué es lo que quieres?! -

- ¡Quiero que cierres la boca! -

Ahora estaba ofendida, el chico solo regresó al celular y salió de la cabaña, ella trató de mover sus manos o pies pero los nudos eran demasiado buenos.

- ¡Demonios! -

Esperó en silencio ya que de nada iba a servir gastar su voz, la cabaña se encontraba demasiado alejada y después de unos minutos Brick volvió y como si nada empezó a desatarla, lo primero que hizo fue masajear un poco sus muñecas y cuando se acercó le iba a dar un puñetazo, pero atrapó su puño.

- Buen intento, superapestosa - exclamó burlón.

Quitó su mano enojada.

- ¡Pensé que desde que tenían una mezcla de rayos Z blancos y empezaron a ir a la escuela estábamos en paz! -

- Si lo estamos - contestó riendo.

- ¡¿Entonces por qué demonios me secuestras?! - preguntó realmente confundida.

Él se acercó y se puso alerta.

- Momoko Akatsusumi - exclamó de forma lenta - ¿Quieres tener una cita conmigo?-

Lo observó unos segundos preguntándose de forma seria si el chico se había golpeado la cabeza, colocó una mano en su frente.

- Que extraño, no pareces tener fiebre - exclamó confundida.

Él sólo rodó los ojos.

- ¿Aceptas o no? - dijo irritado.

Se cruzó de brazos.

- ¿Y si digo que no? - exclamó retadora alzando una ceja.

Al ver al pelirrojo acercarse se sonrojó fuertemente, pero este decidió desviarse a su oído.

- Entonces no tendrás tu cinturón de vuelta -

Se le había olvidado ese pequeño detalle.

- ¿Por qué quieres tener una cita conmigo? - interrogó extrañada - Pensé que me odiabas -

- Eso no te importa - cruzó sus brazos - ¿Aceptas o no? -

Momoko no podía entenderlo.

- ¿Tengo opción? - preguntó irritada.

- La verdad, no - dijo burlón.

Se rindió.

30 Días de azúcar, flores y muchos coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora