Desintonizada

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- Si no te apartas y te vas de aquí ahora mismo te pienso pasar por encima.- de donde saqué el valor para decir eso y sonar convincente no lo sé, solo sé que pude ver sus dientes conforme su sonrisa se hacía más amplia. Daba miedo, pero no podía dejar que se percatara de ello. 

- Yo también me alegro de verte gatita, no sabes lo jodido que ha sido encontrarte después de tanto tiempo. - no podía estar pasándome esto a mi otra vez, no con ese mismo gilipollas.

Intentó colar la mano dentro del coche pero siendo más rápida que él metí marcha atrás. Se tambaleó casi cayendo en el suelo de cemento pero, como siempre, tuvo suerte y solo se quedó en un traspié. 

Fue entonces que, aprovechando su estado, me desabroché el cinturón y pude agarrar el bolso. Metiéndo la mano en la cremallera pequeña, saqué el teléfono y llamé a la policía lo más rápido que pude. Pero fue entonces que la  puerta del piloto se abrió y me agarró del pelo tirando de mí. 

- Así que quieres volver a enviarme a la cárcel eh.- y pum, noté cómo mi cabeza se estrellaba contra el suelo.- ¿No tuviste suficiente o qué pasa?¿Acaso no sabes que no te librarás de mi nunca o qué eh? 

Capté sus palabras conforme me iba dando patadas, intenté pararle las piernas cogiéndoselas pero me propinó un tortazo, y éste hizo que mi visión se esfumara por unos segundos. Sabía que la llamada estaría recogiéndo todo eso que soltaba por la boca, pero estaba sola contra él una vez más.

El pánico llegó a mi al sentir su pie estampándose contra mi cabeza, de pronto recordé todo lo que había sufrido con él durante dos años seguidos: las borracheras, las faltas de respeto en público, las amenazas... 

No puedo decir que todo se volvió negro porque yo estaba consciente, veía su perfil largo de pie junto a mi. Dejó de patalearme y se quedó allí, mientras yo seguía tumbada en el suelo sintiendo como me retumbaba la cabeza, me observaba pero yo estaba en estado de shock. Supongo que debió de cansarse porque sin decir nada me tiró las flores y desapareció. 



Sabía lo que era una resaca, pero aquello era mucho peor. Notaba la cama debajo de mi, algo me decía que no estaba en mi casa y fue lo que me hizo abrir los ojos. 

Al hacerlo, el color blancó hinundó mi vista y tuve que volve a cerrarlos, estaba en el hospital. Era lo último que me faltaba. 

- Alguien parece que se ha despertado- una enfermera entró a la pequeña habitación.- Tranquila solo estarás aquí hasta mediodía, el TAC ha salido bien y no tienes nada roto. Has tenido suerte, el golpe es de los fuertes. 

Y se marchó sonriéndo. 

No tenía ni puta idea de quién me habia llevado hasta aquí, estaba sola cuando se fue. ¿Un vecino tal vez?¿Un policía? No tenía ni idea, pero era grave, ni siquiera tenía mi bolso allí y de seguro que me echarían del nuevo proyecto del trabajo. Porque ya iba con bastante retraso y no había dicho nada obviamente. 

Ni siquiera me enteré de cuando un señor de unos cuantos años, el cual parecía ser mi doctor, entró. 

- Tienes suerte de que ese muchacho te trajera sabes, un rato más allí tirada y podrías haber pillado una hipotermia.- al menos el hombre era campechano oye, solo faltaba él para reírse de mis desgracias. 

Aunque no me cuadraba lo del sujeto que supuestamente me trajo hasta aquí, tenía el recuerdo de verlo marchar antes de cerrar los ojos. 


    

Después de descubrir que mi coche se encontraba aparcado fuera del hospital con todas las cosas de la noche anterior, todo se volvió más confuso. Tenía miedo, pero de una froma muy extraña. 


Al llegar a casa ya no la notaba igual que siempre, el miedo seguía ahí. Tenía claro que buscaría piso rápidamente. 

También llamé a Liz, le conté por encima lo que había pasado y se puso lunática perdida. Le dije que no se preocupara y que al día siguiente la invitaría a comer mientras le contaba todo con detalles. Lo que no hice fue ir al trabajo, ella ya se había encargado de comunicar mi falta.


Con la cabeza dándome vueltas y el corazón palpitando más fuerte de lo normal, me fui a dormir. Aunque descarsar no pude, al menos cerré los ojos y me olvidé un poco de lo que había pasado en esas últimas 48 horas.                                                      


F R E N E S ÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora