Los siguientes días fueron pasando con bastante normalidad. Intenté que no se hablara demás sobre mi falta en el trabajo e intenté distraer mi mente enfocándome de lleno en los proyectos.
Liz sabía sobre lo que había sucedido, y era ella la que me estaba ayudando a encontrar un nuevo hogar. Tenía las cosas más que listas para irme lo más rápido posible, estaba claro que el psicópata no me volvería a encontrar.
Y la verdad era que no nos estaba yendo nada mal el tema de la búsqueda, porque esa misma tarde tenía la entrevista para quedarme con el nuevo piso.
Las horas fueron pasando mientras todo a mi alrededor sucedía en cámara lenta, las horas se hacían largas y densas pero al menos podía distraerme con toda la faena. A pesar de las complicaciones personales, en el ámbito del trabajo no me podía quejar. Y eso me hacía sentir empoderada.
Y entre eso y todo lo demás, mi horario había finalizado y Jaco me esperaba fuera para llevarme al sitio.
- ¿No crees que es un poco céntrico? Digo, acostumbrada a no tener muchos coches por allí... - comentó mientras buscábamos aparcamiento, era hora punta y el tráfico estaba horrible.
- Me venia bien un cambio de aires, puede que esto sea lo que necesitaba. Además no te quejes tanto que ahora casi podré ir a tu casa en pijama.- reí y mi amigo me siguió.
Esa risa disimulaba un miedo que aún no le había mencionado, contra más gente transitara las calles, más me podía camuflar entre estas.
Media hora más tarde nos encontrábamos visitando aquél maravilloso lugar. El sitio era moderno, un ático con las mejores vistas de la ciudad y moderno. Decir que estaba enamorada de aquél sitio se quedaba corto y por supuesto que firmé el contrato, no tan feliz por eso todo sea dicho, porque barato del todo no era pero oye me habían ascendido y no pasaba hambre.
- Hay que dar una fiesta en cuanto te instales aquí, van a puto flipar todos amiga mía. Incluso al estirado del jefe le darían ganas de vivir aquí. - y me lo recordó, su rostro apareció después de tanto tiempo sin acordarme del hombre que dejaba sin respiración a medio mundo. - Ahora de verdad, hay que celebrarlo.
Le dije que sí a Jaco solo por hacerlo callar, porque mi mente estaba más ocupada en recuperar las facciones del rostro de aquél hombre. Joder, no sabía que tenía una obsesión tan grande, incluso me había olvidado de él estos días.
- Oye Jaco, me podrás acercar a mi casa? Tengo el coche preparado con todas las cosas, dormiré aquí hoy... - reclamé poniéndole ojitos de perrito adorable.
- Con esa cara te hago un monumento si hace falta.- y así fue como volvimos a lo que pasaría a ser un capítulo cerrado de mi vida.
Fueron necesarios dos viajes porque las cajas ocuparon más de lo que había calculado, pero cuando tuve la última en mis brazos me despedí dandole un beso a Jaco y subí al ascensor. Éste fue subiendo hasta marcar la planta 10 y allí se abrieron las puertas, dejándome a mi con las mejillas calientes como el infierno.
- Uy - dijo con esa voz que cada vez me era más conocida.- Que sorpresa verla por aquí, tanto me extrañaba?
JODER. ¿Acababa de decir lo que acababa de decir? Tenía al puñetero Watts delante de mis narices con unos pantalones de deporte y una camiseta de lycra apretándole el pecho. Hasta luego seriedad.
- Ahm, hola.- de tonta soy gilipollas lo juro.- ¿Hay gimnasio?- sí, de verdad le acababa de preguntar eso al hombre que me paga por trabajar para él. Ascensor llega a la planta 12 ya por dios.
- Pues sí, me gusta ponerlos ya que muchos clientes tiene preferencia por tener uno en su misma vivienda. - me estaba perdiendo algo muy grande.- Pero dígame, ¿a quién viene a visitar tan cargada?
Oh, mierda.
- Me he mudado, he alquilado el ático.
Y se rió en mi cara. No en plan mal, sino una sonrisa amplia y radiante.
- Entonces nos veremos más amenudo. - y se abrieron las puertas marcando el 12. Y salió de allí con paso lento y sacándose una tarjeta del bolsillo.
La vida me estaba sonriendo o esto era una broma oculta.
- ¿Pero qué le has dicho?- me aparté el teléfono de la oreja ya que el gritó que pegó Liz no fue nada agradable. - Me voy a mudar yo allí y te voy a sacar a patadas, joder Carla tía vaya puta suerte que tienes en el culo.
- Bueno no sé yo que concepto de suerte tienes tú. Somos vecinos y es el puñetero jefe de nuestra empresa imagínate que llego borracha algún día y me lo encuentro subiendo, qué vergüenza... - es que me venía venir la historia y no se me hacía nada agradable de ver.
- Joder Carla lo que hagas fuera del trabajo no tiene porqué repercutir en tu vida profesional, además estoy segura de que hasta le haría gracia.- mirándolo por ese lado...- Deja de ser negativa y ya esta, además se pasa medio año viajando, seguro que ni os volvéis a cruzar más.
Y quería creerla, de verdad lo quería pero algo me llamaba la atención de aquél hombre. Y no era simplemente que pudiera ir a pedirle sal.

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F R E N E S Í
RomanceLaura Evans trabaja como publicista en una de las mayores empresas comerciales del país, le gusta salir de fiesta y dibujar siempre que tiene un hueco libre. Vive sin complicaciones, le gusta disfrutar de los pequeños placeres de la vida y no le gus...