Visita

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Os puedo jurar que en ese mismo instante sentí todo mi cuerpo temblar. 

Pero temblar de miedo, sentí su voz ronca atravesar de arriba a abajo todo mi ser. No sé ni cómo pude articular palabra, pero se ve que así lo hice y él me animó a sentarme delante del escritorio. 

Reconocí el traje que llevaba y cómo se ajustaba a su cuerpo, eso me puso más nerviosa aún, estaba empezando a subirme la temperatura corporal y debía calmarme. 

Controlando mi respiración allí seguía yo, con la barbilla alzada sin darle ninguna pista sobre lo nerviosa que estaba. 

- Buenas tardes señorita Evans, tengo por entendido que aún no ha tenido noticias del porqué de su cambio de planta y todo este jaleo.- Empezó a hablar y queriendo o sin querer lo interrumpí. 

- Bueno, la verdad es que mi compañera, la señorita Taylor, me ha adelantado parte del tema. No la culpe a ella, he sido yo quién le ha suplicado que me dijese algo. - Vale casi me atraganto con la velocidad a la que había soltado todo eso. 

- Por lo que tengo entendido usted y Liz sois buenas amigas, no la estoy culpando de nada Carla, si me permite tutearla. Como ya sabrá la empresa está buscando expandirse a un público más amplio, las cotizaciones en bolsa no paran de crecer pero necesitamos atraer la atención de los jóvenes. - Sin mentir, Watts nadaba en dinero y me estaba diciendo que aún quería más. - Por eso les voy a encargar a ustedes que planifiquen todas las campañas de la empresa, no podrán recrearse mucho en empezar, pero les doy una semana y media para que recluyan a un equipo de trabajo eficaz. 

Vale, ese hombre acababa de soltar toda esa parrafada tan pancho y sonreía. Yo no sabía ni cuál era mi cara, pero le debía hacer gracia cuando me preguntó si me encontraba bien. 

- Pu-pues la verdad que es toda una responsabilidad pero estoy segura de que tanto la señorita Taylor como yo vamos a hacerlo lo mejor que podamos. - Joder, soné hasta convincente. Al final se me iban a dar bien los negocios y todo, aunque tampoco hacía falta pasarse. 

- Fantástico - Dijo secamente, vaya cambio de humor chico. - Entonces esta semana recibirá una carta de administración, su sueldo será más alto. Asimismo su posición también, a partir de ahora usted o la señorita Taylor acudirán a las reuniones con todo el equipo directivo. -

- Claro, empezaremos a trabajar en cuanto salga yo de aquí. - Había sonado raro pero creo que solo era mi mente haciéndome de las suyas. 

- Puede retirarse Carla. - Y juro que hubo algo en esa voz y en esa frase que me pareció familiar después de toda la charla. 


Sentada en nuestro nuevo escritorio sentí la necesidad de buscar cosas sobre Watts, sería yo una inepta pero no tenía ni idea de cómo se llamaba. Google pareció ser mi amigo y nada más introducir el nombre de la empresa me salió su perfil de Wikipedia, sí estaba en la puta Wikipedia. 

Medio leyendo en vertical, mi cerebro retuvo la información principal: 

"Björn Watts, 27 años, nacido en Alemania pero residente en Londres desde los 20 años. Modelo y empresario. Soltero. 3 hermanos. "

Así que alemán y encima soltero.

 Espera, ¿Y esos pensamientos? ¿En qué cojones me estaba distrayendo?

Cerré la pestaña de internet e intenté concentrarme en finalizar los detalles de la campaña de Abril. 




Después de pasarme toda la tarde escribiendo y haciendo el planning de Abril vi que mi horario de trabajo había llegado a su fin hacía rato, aunque de eso ya era consciente porque Liz me dio un beso al despedirme. Tenía una cita o algo de eso había entendido. 

La verdad es que había podido distraerme de todo lo que estaba pasando a mi alrededor y lo agradecía. Podía sonar un poco exagerado pero los cambios bruscos no me gustaban y menos me gustaba no tener el control de la situación. 

Sintiendo mis ojos arder de tantas horas delante de la pantalla me levanté notando mis piernas algo entumecidas. 

- Esto te pasa por no hacer una mierda en el gimnasio.- Susurré para nadie. 

Con todo organizado para el día siguiente, cogí mi bolso y la chaquetilla y me dirigí a la puerta. Cerrándola levemente, me di un susto que casi se me cae el bolso y las llaves. 

- Chica ni que hubieras visto a un fantasma.- Y ahí estaba Jaco. 

- Hijo de pu... -

- Oye oye da gracias de que he venido a buscarte que esto está más desierto que un bar a las 6 de la mañana. - En verdad el capullo había venido porque quería que lo llevase en coche hasta casa, no me iba a engañar ahora. 

- Te llevo, pero primero me apetece ir a tomarme algo. Aunque sea a un pub de mala muerte. - Señalicé escrutándolo con la mirada. 

- Como usted mande madamme, seré su cita de esta noche. - Me empecé a reír en su cara. - ¿Ha sonado muy hetero no?

- Joder, hasta he pensado por un momento que ibas a ponerte a hacer flexiones aquí mismo. - 

- Vamos anda, cabecilla loca. - Y así sin más bajamos los dos hacia la calle. 



Jaco era exigente y por eso fuimos a parar a un sitio que no se parecía nada a un pub de mala muerte. Al contrario, las luces de la entrada me confirmaron lo que ya me esperaba, aquél sitio parecía caro, bastante. 

- Pensándomelo mejor creo que me vuelvo a casa.- se me quitaron las ganas de estar allí, no sé ni porqué. 

- Carla, ya has gastado gasolina viniendo aquí, ahora te invito yo. Vamos no me dejes tirado ahora. - Y me puso ojitos, ese capullazo me estaba poniendo ojitos. 

- Bueeeno- alargué más la e de lo normal. - Vamos, antes de que me dé la puta vuelta y me vuelva a casa a comer helado. 

No podríais imaginaros la sonrisa que me regaló en ese preciso momento. 

Porque esa misma sonrisa fue la que desapareció de mi cara al entrar en aquel garito. 


F R E N E S ÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora