Heridas
┈┄┈┈┄┈┄┄┈❀┈┄┈┈┄┄┈┄┈Había sido un día cansado, el trabajo en el hospital estaba siendo demasiado pesado últimamente, pero todo valía la pena, podía darle a su hijo todo lo que éste necesitaba y eso le alegraba el corazón a la señora Park JiOh.
Su hijo era la luz de sus ojos y agradecía enormemente tener a un chico tan alegre y lleno de vida en su monótona rutina. Oh, bueno, su hijo solía ser más alegre antes... Ahora había cambiado un poco. Pero eso no importaba, seguía siendo la luz de sus ojos, y es que el amor de una madre no conocía límites.
Llegó a casa exhausta como siempre, el lugar era silencioso, así era su hogar todos los días por la mañana; como era la costumbre, caminó a la habitación de su hijo. Siempre le echaba una mirada cuando regresaba del trabajó, solo para asegurarse de que todo estuviera en orden. Abrió la puerta y la sonrisa plasmada en su cansado rostro se borró casi de inmediato.
La cama estaba un poco desordenada, pero era obvio que nadie había dormido allí, ya que las almohadas seguían sobre ella. Y la madre de JiMin más que nadie sabía que el menor solía arrojarlas al suelo todas las noches, siempre, sin excepción alguna.
La mujer revisó el reloj en su muñeca, cinco de la mañana en efecto, era la misma hora a la que regresaba a casa todos los días. Caminó a toda prisa hacía la cocina, vacía, el baño, vacío, la sala, vacía. Caminó por toda la casa encontrando nada. ¿Dónde estaba su hijo?
Corrió a su habitación y entró de golpe.
-¡MinHo, querido! -la mujer movía a su marido, quien dormía plácidamente y sin preocupaciones en la cama que compartía con ella-. ¿Sabes dónde está JiMin? Lo busqué por toda la casa y no esta... -su voz estaba envuelta en obvia preocupación.
-¿JiMin? -preguntó el hombre cuando logró abrir los ojos, aún aturdido.
-¡Sí! ¡JiMin! Ya lo busqué por toda la casa y no lo encuentro -la mujer de cabellera negra estaba realmente afligida-. ¿No regresó a casa ayer? ¿Y si le pasó algo?
La señora JiOh sabía que JiMin no era de esos chicos que acostumbraran a dormir fuera de casa. Y de ser así, estaba más que segura que él le avisaría para no preocuparla.
-No le pasó nada -aseguró el hombre, levantándose de la cama-. Solo se fue y ya.
JiOh le dedico una mirada inquisitiva a su esposo y éste solo se encogió de hombros, como restándole importancia al hecho de que JiMin no estuviera.
-¿¡Se fue y ya!? ¿¡Estamos hablando del mismo JiMin, de mi hijo!? -la pelinegra miró molesta al castaño, ¿como podía estar tan tranquilo?- ¡JiMin no se iría y ya! ¡Algo debe haberle pasado!
-Pues no, ya ves, ni siquiera conoces las mañas de tu hijo. -MinHo hablaba con suma indiferencia, indiferencia que logró desorientar demasiado a la señora Park.
-¿Mañas? -pregunto JiOh en un tono incrédulo.
El castaño asintió de golpe.
-Ayer regresó borracho, posiblemente drogado también. Cuando lo regañe me dijo que me fuera a la mierda y se largó -el hombre se encogió de hombros, sonando totalmente seguro de lo que decía-. Lo intenté detener y me gané esto. -finalizó, mostrando el golpe en su labio.
-¿Borracho? ¿Drogado? -la pelinegra se sintió pedida y cayó sentada de golpe sobre la cama- JiMin te... ¿Te golpeó? No, no... -negó con la cabeza- Mi hijo no toma ni nada, tampoco golpearía a alguien solo porque si, no... -aseguraba con la mirada fija en los ojos de su esposo, esperando que éste le dijera que todo era una mentira.
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Help Me. 남민 [NamMin] EDITANDO
RomanceJiMin buscaba una forma de terminar con todo su sufrimiento, no podía pedir ayuda, así que simplemente se rindió. Quería suicidarse, pero lastimosamente él no era el único sobre el puente Mapo a esa hora de la madrugada.