|Capítulo 9|

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Suicidio
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YoonGi traía consigo un expreso caliente, un sobre que NamJoon tendría que revisar del hotel en el norte de Busan y la pequeña caja que el médico le entregó, con la conmoción vivida antes, no se la pudo entregar.

Caminó por recepción y como ya era costumbre, los empleados del hotel lo saludaron con una reverencia y una sonrisa, como si el fuese un huésped mas. Negó con la cabeza, pensando que NamJoon podría estar mejor en su casa que en ese hotel, sin embargo, sabía de sobra que no se sentiría cómodo en aquel lugar, no después de todo lo que había vivido allí.

El trayecto en el ascensor fue corto y se preguntó que estaría haciendo NamJoon en estos momento.

Quizá este dormido.

Talvez mirando algún programa de habla inglesa.

Probablemente limpiando los restos de algún jarrón que haya tirado al piso "accidentalmente", ya que le daría vergüenza llamar al servicio de limpieza solo por ello y por su frecuente torpeza.

O simplemente de niñera.

Si, esa última era la más convincente.

Dándole fin a su pequeña disputa mental, Min llegó hasta la puerta del penthouse y tocó, una vez, dos veces, tres veces. ¿Enserio tenía que decir que hasta le dio una patada a la puerta? Si, YoonGi y su paciencia legendaria.

Entré maldiciones y alguna que otra blasfema, sacó la duplica de la llave que NamJoon le confió  de su maletín y la giro sobre el picaporte.

Derramando medio expresó en el proceso.

—¡Mierda! —gritó cuando logró abrir la puerta— Lo que sea... —murmuró al darse cuenta de que al menos no se quemó.

Aunque la mitad de su vida cayo al suelo, si, YoonGi no sería el mismo sin medio expresó. Entró y cerró de un portazo, dejando los papeles junto a su maletín en la mesita frente a la televisión.

—¡NamJoon! —la mirada del pelinegro paseaba por todo el lugar— ¡NamJoon! ¿Donde mierda estás?

Y un silencio sepulcral lo acompañó.

¿Acaso no estaba en casa?

Colocó el expresó sobre la mesa, frunciendo el ceño con molestia, y es que realmente le enfadaba la idea de pensar que vino hasta aquí para que el menor no estuviera.

—¿NamJoon? —insistió una última vez, sin obtener respuesta.

A paso rápido, YoonGi subió a la segunda planta y empezó a buscar en todas y cada una las habitaciones, empezando primero con aquella puerta rosada que reconoció casi de inmediato. Una sonrisa ajena se formó en su cansado rostro.

Esa era la habitación que NamJoon había preparado para SunHee. Ella ahora era toda una mujer y prefería los colores monocromáticos, pero eso NamJoon no lo sabía, además, para el moreno, SunHee siempre sería una niña. La niña de sus ojos. La mirada del pelinegro se ensombreció al recordar como NamJoon, después de tanto tiempo en el extranjero, había regresado al enterarse de que SunHee había intentado suicidarse.

Help Me. 남민 [NamMin] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora