Rivales | Licha Magallan

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- ¿Y que te dijo? - me preguntó Guchi, mientras salíamos del Club.

- Que está viniendo - respondí.

- ¿Vas a ir con el? - asentí. Quería hablar con el y que me explicara las cosas.

Estábamos en la entrada, esperando a que saliera el Chino y un par más. Yo rezaba que mi papá no saliera al mismo tiempo que Lisandro llegara porque sino sería un momento muy incómodo, sobre todo para mi.

- Parece que te buscan Emi - soltó Lucas, llegando hacia nosotras.

Me giré y ahí estaba Lisandro, estacionando. Creí que se quedaría adentro, por lo que mi miedo a que mi papá y el se crucen había desaparecido un poco. Pero no. Estacionó, bajó y estaba viniendo para acá. Papá no vengas todavía, por favor.

- ¿Quien te busca? - cuestionó mi papá, mirandome. Okey, gracias universo por tanto.

- Eh...

- Aquel - respondió el Chino, señalando al jugador de Boca.

- ¿Tu novio? - me preguntó.

Iba a responderle, pero justo llegó Lisandro, interrumpiendo.
Saludó uno por uno a los chicos y, por último, a mi papá, quien le mantuvo la mirada desde que lo vió. Sabía que mi papá no era molesto, ni demasiado cuida, pero a veces, podía incomodarme.

- Aw ya es parte de la familia - me susurró Lucas al oido, cargandome. Yo le pegue un codazo y viré los ojos.

Volví mi mirada a los dos hombres que ahora charlaban amenamente: mi papá y Lisandro. Parecían conocerse de toda la vida y la conversación no tenía fin. Ni siquiera sabía exactamente de que hablaban, me limitaba a mirarlos, sonriendo a medias, con alegría.

- ¿Vamos? - preguntó Magallan, mirandome, cuando terminó de charlar con mi papá.

Asentí y después de despedirme de todos, seguí al defensor hasta su auto.
El, sin perder su caballerosidad, a pesar del tenso ambiente que se había formado, una vez alejados de los chicos, me abrió la puerta del auto y, tras rodear el mismo, entró y me miró, como esperando que dijera algo o queriendo decir algo.

- ¿Qué?

- Te extrañé - Uf, es dificil estar enojada si me dice estas cosas y me mira así.

No dije nada y el arrancó hasta mi casa, donde hablaríamos.
No queria estar enojada, pero tenía mis motivos, y aunque no era celosa, no me gustó para nada ver a Lisandro ir a tomar algo con Sol Perez. Si, escuchan bien, Sol Perez.
Y eso no es lo peor, como si eso fuera poco, la piba salió, prácticamente, por cadena nacional a contar que estaba en algo con el. Supongo que ese es motivo suficiente para enojarme, al menos hasta escuchar su explicación.

Llegamos y después de entrar y dejar mis cosas, me senté en frente a el, esperando a que hablara.

- Te juro que nada de lo que dicen que pasó con Sol Perez, pasó en realidad - dijo - Me buscó cuando salimos del entramiento, me dijo que me tenía que hacer una entrevista y yo acepté...Que se yo. Fuimos a un bar, me hizo la entrevista y ahí se terminó todo.

- ¿Y por qué salió a decir que salían?

- No sé, ni siquiera la conozco. La habré cruzado un par de veces en eventos y el otro día para que me haga la entrevista, nada más.

Le creí. No me faltaba más nada. Sabía que me estaba hablando con sinceridad.

- ¿Por qué sos tan lindo? ¡No ves que todas te quieren! - solté riendo.

El me imitó y se descontraturó, se lo notaba muy tenso antes y escuchar ese comentario de mi parte, había logrado calmarlo.

- Pero vos sola me tenes - dijo y me agarró de la mano para acercarme a el.

- Te quiero - solté, antes de darle un beso.

- Sos linda cuando queres eh - me dijo esta vez, divertido.

- ¡Ay yo pensé que era linda siempre! - exclamé.

- Sos hermosa. Todos los días.