Camino en la madera que rechina en cada paso, veo un pedazo de tela negra y un diario lleno de polvo y sucio, dejo mi pistola en una mesa medio rota y con las patas de metal oxidadas. Abro el diario y empiezo a leer...
Como rutina de siempre despierto, agarro mi teléfono y abro una aplicación para escribir mis sueños, sí, me gusta guardarlos. Al casi acabar de escribir me doy cuenta de algo, ¡Quedan veinte minutos para comenzar clases! Salgo corriendo a prepararme, después escribo.
Estoy en el instituto, el profesor está explicando algo que... Bueno, es increíblemente repetitivo, no sé cuantas veces he escuchado esto ya, pero bueno, espero que las siguientes clases no me quiten tanto el interés de aprender algo.
Ya han acabado todas las horas de clase, salgo primero que todos y les espero en la estación de buses, yo voy caminando, pero me gusta hablar un rato con ellos hasta que el bus les recoja y se vayan.
-Aquí empieza todo amigo- Suena una risa burlona
Miro a mis lados, no hay nadie, ignoro esa voz, ha sido mi imaginación... Es culpa del sueño, supongo.
Mis amigos han llegado, Sebastian me mira con una cara confusa y pregunta.
-Hey, ¿Estás bien?, estás muy pálido.
-Sí, sí, estoy bien. -Respondo mintiendo.
-Vale...
Pues estos son mis amigos, pondré sus descripciones:
Chloe: Chloe es pelirroja, cabello no muy largo, le llega al cuello, tiene un tono de piel claro, ojos marrones, delgada y no es muy alta. Es muy tonta también.
Sebastian: tiene el cabello de color marrón claro, corto, ojos amarillos/marrón claro, es alto y es delgado pero algo fornido.
Cosmo: su cabello es de color negro, algo desordenado y en volumen, ojos negros, altura promedia y delgado. Le gusta salir a saltar casi todos los días, al igual que a mí.
Y yo: tengo el cabello negro, pero mucho, desordenado como Cosmo, ojos negros, altura un poco más que el promedio y delgado. Soy torpe.
Hablamos un rato de diferentes temas, reímos, por ahora.
-Los buses no llegan, que raro... -Dijo Chloe.
-Quizás sea por los problemas que están pasando estos días, pueden estar de paro por las discusiones del gobierno. -Dice Sebastian reflexionando.
Cosmo se veía asustado, yo también tenía un sentimiento muy raro.
Un gran estruendo sonó a lo lejos, fuego y humos de tamaños de nubes subían al cielo.
-¡Qué...! -Maldició Sebastian.
Chloe se levantó de donde estaba sentada y se movió nerviosa. Cosmo salió un poco a ver, un destello de luces y llamas caía a la plaza del frente.
-Mier-... ¡Cúbranse! -Grité
Nos agachamos y tapamos con nuestras chaquetas y mochilas. Algunos escombros caían como si viento fuese.
Un hombre salió por la puerta del portal de un edificio.
-¡Venga! ¡Corran! -Gritó el hombre haciendo señales con las manos para que entráramos.
Nos apresuramos a correr dentro del edificio. Se cerró la puerta.
-¿Están bien? -Preguntó preocupado.
-Sí, muchas gracias... -Dijo Cosmo
-Pueden pasar dentro de mi casa. -Dijo con un intento de calmarnos.
Entramos, el señor encendió la televisión, sintonizó el canal de noticias y lo dejó, las noticias dicen que algún país enemigo del nuestro lanza bombas por deudas del gobierno no pagadas, vivimos en Los Zunaw, ciudad de Kainer, país de la región de Oüzaki.
-¿Quieren yakamatas? -Preguntó el hombre viniendo de la cocina. -Sí, la cosa está fea...
"Yakamatas": Un pan dulce de Kainer.
-Sí. -Respondí, al menos yo tengo hambre.
-Yo también quiero. -Dijo Sebastian
Al final todos acabamos comiendo un poco, algunos más que otros. La transmisión del canal de noticias se cortó al decir estas palabras:
-No tenemos idea de que o quien nos ataca, dicen que pueden ser la región de Aïzar o...-
-Esto muy extraño... -Pensé.
Todos tenían caras preocupadas menos Cosmo, él tenía una cara como si estuviera sobre esforzándose en pensar que pasaba.
Sonó un móvil. El hombre sacó rápido del bolsillo su celular y se lo puso en el oído.
-¡¿Dónde estás?! ¿Estás bien?... ¡Ahora mismo voy, tranquila! -El hombre lo dijo como si fuera algo que esperaba por mucho tiempo. -Tengo que irme, lo siento, no abran a nadie que toque la puerta, volveré en poco tiempo.
Salió corriendo, cogió sus llaves del coche, abrió la puerta y se fue.
-Algún familiar o novia atrapada en las bombas quizás. -Dijo Chloe.
-No me siento seguro aquí. -Dijo Cosmo viendo a la ventana seriamente, la luz atravesaba el cristal. -Tenemos que ir al estacionamiento subterráneo, si una bomba cae aquí, estaremos muertos.
-Pero... ¿Y si ese hombre vuelve? -Quejó Chloe
-No creo que vuelva... -Dijo Sebastian.
-Estoy de acuerdo con Cosmo. -Afirmé
Chloe solo suspiró, pero sabía que era la decisión más sabia.
Agarramos toda la comida que pudimos en las mochilas, agua, mantas y almohadas para hospedar el estacionamiento subterráneo.
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El Diario Del Segador Negro.
Science FictionEmpieza la guerra. Hay que esconderse. Hay que pelear. Hay que luchar por ellos y contra ellos. Artemis intentará salvarse a él y a sus amigos de la catástrofe, los monstruos serán lo de menos frente a la cruel humanidad.