Todo está a oscuras, escucho voces pero no entiendo lo que dicen, abro los ojos y me encuentro en un lugar donde todo es de color blanco, giro a todos lados pero no veo nada, empiezo a oír pequeños susurros, el extraño lugar donde estoy empieza a temblar y parece que el cielo blanco se agrietara, todo se vuelve de color negro y los sonidos casi inaudibles se transforman en gritos.
Docenas de infectados aparecen y se acercan a mi velozmente; me doy cuenta que a mi lado está una espada clavada en el suelo, tiene aspecto japonés: una katana. No me lo pienso dos veces y agarro la katana, los infectados corren a mi para atacarme, le clavo la katana por la garganta a uno y la oscura sangre chispotea.
-Qué asco. -Pienso
Sigo como puedo sobreviviendo ante las oleadas de infectados, uno me rasga la camiseta y me corta el hombro herido, aunque cuando me veo la herida del hombro ya no está. Un infectado me muerde el brazo, clavo la katana en su cabeza, otro se lanza a mi y me tira al suelo, estoy muerto.
Grito, pero no escucho nada, los infectados se acercan para devorarme. A lo lejos veo una figura con el rostro escondido, un traje negro con capucha.
Despierto de esa pesadilla, estoy en un cajellón, es de noche, a saber cuanto tiempo ha pasado... Comienzo a recordar... Me late el corazón a mil, salgo del callejón corriendo buscando a mis amigos, no encuentro nada, no reconozco este lugar, y me sé mi ciudad de pies a cabeza, ¿Dónde estoy?
Camino por un rato perdido, doy un puñetazo a una pared, mis puños sangran pero en unos segundos paran de sangrar. No le presto atención a eso y me tiro al suelo, maldiciendo todo y con una lágrima cayendo, es la única vez que he llorado en toda esta tragedia, quizás fue lo que tuve que cobrar, siempre deseando un mundo menos aburrido y ahora sufro, aunque el fondo sé que es m...
Me levanto, tengo hambre, me seco las lágrimas y busco comida, veo un Zoûer, es un especie de ciervo con un solo cuerno puntiagudo, pero este parece diferente, tiene los ojos amarillos, como los infectados, aunque no parece podrido ni muerto. De repente siento un apetito extraño hacia el animal, me digo a mi mismo que es una locura, ningún humano se ha comido uno en siglos.
Está prohibido y se dice que tu cuerpo cambia, que es comida que solo los Dioses pueden comer, pero yo no creo que existan los Dioses, sonrío sin darme cuenta y siento como si un instinto animal me poseyera, corro hacia el Zoûer, abro mi boca y le doy un mordisco en el cuello, este me apuñala con su cuerno atravesando mi pecho, salgo de ahí, aún con la boca digiriendo la carne colorida del animal.
Me quejo mucho del dolor, pero poco a poco desaparece y el agujero de mi pecho ya no existe, sin rastros de nada. Ya no siento el instinto animal, mi estómago está lleno solo con un pedazo de ese animal, que raro.
Me sigo moviendo por las calles hasta que veo un grupo de personas.
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El Diario Del Segador Negro.
Science FictionEmpieza la guerra. Hay que esconderse. Hay que pelear. Hay que luchar por ellos y contra ellos. Artemis intentará salvarse a él y a sus amigos de la catástrofe, los monstruos serán lo de menos frente a la cruel humanidad.