Bienvenido, rata.

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Las imágenes comenzaban a tomar claridad, y no tenía idea de dónde me encontraba. Las calles del norte parecían ser más hermosas que las del sur. Habían más barrios y más personas caminando por la acera. 

Me revuelvo en el asiento e intento echar un vistazo por la ventanilla a ver si hay un cartel gigante que diga WESTWOOD COLLEGE. Pero no lo hay. 

-¡Oh, has despertado! -miré al espejo retrovisor, sus ojos oscuros me miraban con alegría. -Faltan dos calles para saber si te dejarán entrar o no. 

Y dicho esto echó una gran carcajada. ¿Este hombre habrá bebido...?

-Gracias. -me limito a decir y quito la mochila de mis hombros para guardar la bolsa de donas en ella. Quito la beca del bolsillo trasero del tejano y espero encontrarme con mi destino. 

Y ha tan solo dos cuadras, -tal y como había dicho el extraño e interesante taxista -llegamos al instituto.

 A través de la ventanilla parecía un lugar reluciente, lleno de ventanales gigantes y un aparcamiento de bicicletas en el lateral derecho. Desde lejos se veían unos pocos peldaños para ingresar al instituto y, habían un par de chicos fumando -seguramente de último curso -sobre ellos. 

-¿Quieres que te espere aquí? -pregunta el taxista al ver mi expresión sobre los chicos. 

-No, estaré bien. -la seguridad de mi voz me convenció incluso a mí mismo.

-Tú lo has dicho. -dice y me indica cuánto debo darle por el viaje. 

Luego de ver al taxi desaparecer por las nuevas y desconocidas calles del norte de Denver, me dirijo en pasos seguros al instituto. 

Y es gigante. 

No sé cómo habrá sido antes, pero la apariencia es exactamente de un instituto privado. O quizá es la idea que tengo yo sobre estos colegios. Las grandes puertas parecían bloqueadas por estos tipos. Tuve que armarme de valor para acercarme a ellos y pedirles permiso. El marco de las puertas era un blanco con aspecto de recién pintado. Me tenté a comprobarlo.

-Es muy tarde ya, ¿No crees? -me contestó uno. -Solo los de último curso pueden entrar a cualquier hora. 

-Brad, no es así. -rodó los ojos, una chica. No la había divisado desde lejos. Tenía ojos color ámbar y una melena larguísima. Su mirada se topó con la mía y me esforcé por seguir indiferente. La chica era preciosa. -¿Eres nuevo, no es así? -asentí. -Déjame ver qué tienes ahí. 

Le entregué la beca y ella la miró con indiferencia para luego devolverla. 

-Chico listo. -sonrió y dejó que su lengua pasara por sus dientes de manera provocadora. Inmediatamente desvié la mirada hacia Brad, quien no miraba a la chica. Creo que miraba a través de su ropa... -Te guiaré a la dirección, allí mostrarás tu beca y hablarás con el director. 

-¿Ayudarás a este bebé? -preguntó, Brad, riendo. 

-Vamos, Kasey. -bufó, el otro chico. Tiró su cigarrillo a sus pies y lo pisó. 

-Sh. -levantó ambos brazos para silenciarlos, tocando sus labios con los dedos. -Ni una palabra más. Es mi decisión, no de ustedes. -los miró seriamente, y tomó de mi brazo para acceder al instituto. Golpeó el hombro de Brad con el suyo antes de entrar. Le sonrió y luego me observó. -¿Quién eres? 

-Sky. -dije, por fin. 

-¿Sky...?

-Jensen. -miré hacia las taquillas que se encontraban en ambos laterales. 

-Sky Jensen. -sonrió. -Suena bastante bien. 

Seguimos caminando por los pasillos y cada vez me gustaba más aquel lugar. Los pasillos, color verde manzana y diseñados por cuadraditos contrastaba con el azul de los casilleros. 

Locked in my mindWhere stories live. Discover now