Reencuentro

33 7 0
                                    

La clase había sido larga y traté de concentrarme al máximo. Pero todos parecían ser expertos filosóficos. El profesor hablaba de diversos temas y esperaba a que nosotros nos surgieran preguntas. Y así fueron los 80 minutos de clase. 

No me animé a levantar la mano en un momento. El profesor tampoco me presionaba. Y agradezco al mundo entero porque no me haya pedido presentarme frente a todos. 

En cuanto la clase finalizó, tomé mis cosas y me quedé viendo la ventana. A medida que las horas pasaban, parecía que la nieve aumentaba en cantidad. Por acto reflejo, metí las manos en el bolsillo de mi tejano con la esperanza de sacar mis auriculares inalámbricos. Pero entonces recordé que los tenía la chica del tren. 

-Oye. -sentí una voz a mis espaldas, y me giré. La chica de los bonitos ojos esmeralda me miraba con timidez y cierta inquietud. Aún así, tenía un aspecto dulce y llamativo. -¿Qué tal? 

-Bueno, no han sido los 80 minutos más divertidos de mi vida. -admití y ella soltó una risita.

-Soy Bella. -sonrió y se acomodó un mechón de pelo detrás de su oreja. Miró hacia los costados, nerviosa. Y así me percaté que había un chico esperándola en la puerta, mirándola fijamente. 

-Puedes ir, no tienes que quedarte. -mi voz la sobresaltó, y me miró atónita. Sonreí. Era muy distraída. 

-No, no. -alzó ambas cejas. -Creo que te estas confundiendo, eh... ¿Cómo te llamas?

-Mira, yo me estoy por ir. -le dije. No quería que sintiera pena por mí, por estar solo. Si fuera otra persona quizá estaría molesto. Como con Arianne, o el director del instituto. Pero por alguna extraña razón, Bella me pareció inocente y no quería lastimarme. 

Me escabullí en pasos decididos y, seguí mi camino por el pasillo. Habían muchos estudiantes por todos lados y parecía chocarme con todo el mundo mientras me acercaba a mi casillero.

-¡Espera! -la voz de Bella llegó a mis oídos, entre los gritos de toda la multitud. Me giré, sus ojos estaban clavados en los míos y, el chico estaba a su lado. Este le susurró algo al oído y le tomó por el brazo. Ella se deshizo de su agarre y salió corriendo a otra dirección. 

Qué raro.

-¿Ben? 

Inmediatamente, me horrorice. El corazón me latía fuertemente y tenía miedo de morirme de un infarto. Había tenido ataques de ansiedad hace mucho tiempo, pero no quería experimentar de nuevo. 

Me vuelvo hacia atrás entre todas las personas, a dirección contraria y recibo muchos insultos. Doy la vuelta y, por otro camino, llego a mi casillero.

-Al fin. -murmuré entre dientes, dentro de mi casillero. Cargué mi mochila tras mis hombros y un tirón en el brazo me obligó a volver a verla. -Lo siento, no tengo tiempo. 

Pero su agarre fue más fuerte. 

-Ben, ¿Cómo no te vi antes? ¡Por dios! -me abrazó con ternura y sonrió. Tomó de mi mano e intentamos alejarnos un poco de la multitud. Nos encaminamos hacia las afueras del instituto y me guió hacia el aparcamiento de bicicletas. 

El viento corría con fuerza e impacta como un balde de agua fría en mi rostro. No estoy tan abrigado para este temporal y temo enfermarme.

-Perdón, jamás quise herirte. -agregó, aún tomando de mi mano. Sus ojos mostraban un real arrepentimiento y hacía puchero. Se veía graciosa. Su cabello iba hacia todos lados, desorientado. Estaba despeinada y su labio temblaba de frío. Me esforcé por no abrazarla. -Solo quería que supieras que tenías mi apoyo. No te conozco, Ben. Pero te vi solo y parecías asustado. Pensé que necesitabas un poco de Arianne para mejorar tu estado emocional. -me sonrió, y me dio un ligero codazo en los omóplatos. 

-Arianne...-murmuré e intenté sonreír. Me sentía una basura por verla de aquella manera, arrepentida de algo que ella no tenía la culpa. Su mano me soltó y me sentí completamente dolido y...solo. -¿Crees que aún haya lugar para mí en la casa de tus tíos? 

Arianne sonrió y dio un salto de alegría. Literal. 

Antes de que pudiera reaccionar a su salto, fue rápidamente a abrazarme. Duró segundos. Pero había necesitado un abrazo en tanto tiempo... y Arianne no tenía problema alguno en dármelo. Era muy confiada de los demás. 

En cuanto se apartó, comenzamos a caminar hacia una dirección que solo ella conocía. 


Locked in my mindWhere stories live. Discover now