Prólogo

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La playa está desolada: tanto el avión cómo el submarino se han estrellado contra su superficie. Escuchó claramente a Charles desde el interior del avión junto con el resto de nuestros compañeros. Parece que están todos bien... Eso me alivia. Trato de abrir mis ojos, pero por alguna extraña razón no puedo. Escucho a Charles y a Raven llamándome, pero las voces cada vez se alejan más y más... Pierdo la consciencia mientras siento cómo alguien me toma en brazos.

Despierto con dificultad: estoy en el interior del avión estrellado. A mi izquierda se encuentran Charles y Raven. Tras incorporarme y acercarme a una de las ventanas, veo a varios de mis compañeros luchando contra los aliados de Shaw. Trato de correr hacia ellos y ayudar, pero Charles me detiene, agarrándome el brazo izquierdo. Parece que algo va mal, pues en su rostro veo una profunda desesperación. De pronto me doy cuenta: no veo a Erik por ninguna parte... ¿Dónde está? En ese preciso momento Charles da un grito de dolor que me hiela la sangre. Cuando al fin deja de gritar, lo observo con preocupación: su expresión me dice todo lo que necesito saber.

Erik está saliendo del interior del submarino con un casco en su cabeza. Veo el cuerpo sin vida de Sebastian Shaw frente a él: lo ha matado, tal y como había jurado que lo haría. Sin perder apenas un segundo, Erik deja caer ese cadáver a la arena, estrellándose con un ruido seco una vez toca el suelo. Tras descender del aire, se acerca al borde de la playa, donde las cristalinas aguas saladas tocan la arena.

Ahora los humanos nos están apuntando con sus cañones. Tienen miedo de aquello que no conocen... Y nos matarán a todos con tal de protegerse de ésta nueva amenaza. Erik tenía razón. Noto la expresión desesperanzada de Charles, quien se encuentra a mi izquierda, observando los navíos soviéticos y estadounidenses. Si disparan esos cañones Erik detendrá los misiles con sus poderes, pero... ¿A qué coste? Se los devolverá con igual o mayor intensidad. Morirán todos. Familias inocentes quedarán devastadas si eso ocurre. No puedo permitirlo.

Ocurre lo que había anticipado: han disparado sus misiles. Erik se dispone a detenerlos. Me coloco frente a él, dándole la espalda. Tras unos pocos segundos comienzo a caminar con pasos lentos. Si lo que ellos quieren es un enemigo... Yo se lo daré.

He tomado mi decisión.

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