Cada elección tiene consecuencias

272 18 35
                                    

El avión está hecho pedazos y sus ocupantes han tenido muchísima suerte al salir con vida del accidente. Charles corre hacia Moira una vez Erik lo libera del agarre, pues se había colocado contra el suelo del avión usando sus poderes, para que ni él ni el telépata salieran disparados del avión.

–¿Moira, estás bien? –cuestionó a la agente de la CIA, quien aún se encontraba con el cinturón de seguridad abrochado.

Raven por su parte decide soltarse y cae con suavidad en el techo del avión, el cual ahora está boca-arriba, Bestia apresurándose por echarle una mano.

–He leído al teletransportador. –les dice Charles a los mutantes–. Shaw está poniendo la potencia del reactor al máximo. Quiere convertirlo en una bomba atómica.

–¡No tenemos tiempo! ¡El contador Geiger está como loco! –exclama Moira, preocupada, cuando de pronto, Erik aparece en el avión con la hermana del telépata en sus brazos.

–¡(T/n)! –exclama el joven de ojos azules–. Erik, ¿está bien mi hermana?

–No lo sé, Charles. –admite el joven de ojos verdes, preocupado por la muchacha de cabellos pelirrojos, quien no ha recuperado la consciencia–. Respira, pero está inconsciente debido al golpe. –comenta, su voz llena de preocupación, mientras la deja tumbada en un lugar seguro dentro del avión.

–Moira, avisa por la radio y di a las dos flotas que despejen la zona inmediatamente. –le ordena con una voz severa, incluso si debe priorizar a los humanos que hay en los barcos por encima de su hermana.

–Yo voy a entrar. –sentencia Erik con sus puños cerrados, pues ahora está muy enfadado–. Casi matan a (T/n). No voy a quedarme de brazos cruzados.

–Bestia, Caos, Chronos, acompañadle. –les indica el joven de cabellos castaños, quien ahora vigila el sueño de su hermana, que parece haber palidecido.

–Entendido. –comenta la de pelo azul, afirmando con su rostro.

–Erik, yo te guiaré cuando hayas entrado, pero necesito que apagues lo que me está bloqueando. –le indica con una voz pausada–. Y luego, esperemos que no sea muy tarde para detenerle.

–¡Entendido!

–¡Suerte! –le desea con un tono algo esperanzado, pues desea evitar cualquier tipo de conflicto–. Raven, tú no. –le ordena, su voz de pronto autoritaria.

–¡Yo puedo ayudar! –rebate la de piel azul y ojos ámbares.

–No discutamos. –apostilla el joven–. Te necesito para cuidar de (T/n) si despierta. De todas formas, si aparece alguien en la entrada, tú te ocuparás de él ¿de acuerdo?

–De acuerdo. –concede Mística, sentándose al lado de la joven pelirroja.

Erik sale del avión junto a Bestia, Caos y Chronos. Por otro lado, la joven de cabello azul estaba preparándose para usar sus poderes de manipulación del tiempo. Se colocan frente al avión, observando a sus contrincantes: Ángel, Azazel y el joven de los tornados. Ángel comienza a volar usando sus alas, pero incluso antes de que pueda moverse, Chronos chasquea sus dedos, deteniendo el tiempo para ella y sus aliados.

–Rápido. Daros prisa en noquearlos. –comenta la muchacha de ojos azules–. No podré mantener el tiempo detenido por mucho más.

–Entendido. –replica Caos, lanzando un haz de energía hacia una de las alas de Ángel, incapacitándola y dejándola inconsciente, para después lanzar otro al joven de los tornados.

Bestia por su parte se encarga de atacar a Azazel, sin embargo, los poderes de Chronos se agotan en ese preciso instante, lo que provoca que el demonio rojo se teletransporte a la espalda de Caos y Bestia, teletransportándolos con él. Por su parte, Erik usa sus poderes para apartar la pared del submarino, logrando aplastar bajo ella al joven que crea tornados.

Siempre Hay ElecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora