A la batalla

279 18 23
                                    

A la mañana siguiente, los rayos de sol que entraban por mi ventana fueron los causantes de que despertase de un apacible sueño. Abrí mis ojos con pesadez, antes de girarme y observar a Erik, quien yacía dormido, a mi lado. Sonreí al pensar que se veía muy tranquilo e inofensivo, por lo que decidí darme una ducha y despertarlo después. Entré al cuarto de baño y me deshice del polo de cuello alto que Erik me había prestado la noche anterior, recordando que ahora teníamos más mutantes de nuestra parte. Tras poner en remojo mis agotados músculos me lavé el pelo y me relajé por unos minutos en la bañera, pues sabía que Charles pronto nos despertaría a todos para que nos preparásemos para la inminente pelea contra Shaw. Al salir del aseo con una toalla envolviendo mi cuerpo, comprobé que Erik ya estaba despierto, sentado al borde de la cama, con sus ojos verdes observándome.

–¿Te he despertado? –le pregunté, acercándome con pasos lentos, sentándome en sus rodillas–. Aún tienes unos minutos antes de que Charles decida que debemos prepararnos...

–No hay forma mejor que despertarme que estando contigo. –aseguró, rodeando mi cintura con sus brazos–. Iré a ducharme, nos prepararemos y bajaremos. –indicó antes de darme un beso corto en los labios, dirigiéndose al aseo, cerrando la puerta.

Sonreí al ver que estaba feliz, y sus palabras habían henchido mi corazón de alegría y amor, pero también de miedo, pues tenía perfectamente claro lo que Erik sería capaz de hacerle a Shaw en cuanto lo tuviera delante. No deseaba que tuviera que cargar con el peso de quitarle la vida a ese hombre, por mucho que lo quisiera. Eso lo convertiría en un fugitivo y un asesino. Temía que eligiera la venganza por encima de todo... Incluso de mi. Tras negar con la cabeza y disipar esos pensamientos que acababan de anidar en mi mente, procedí a vestirme y a esperar. Al cabo de unos minutos Erik salió del aseo ya vestido.

–Bueno, es hora del contraataque. –sentenció mientras me extendía su mano derecha, la cual yo acepté, saliendo de la habitación en su compañía.

Por el camino nos encontramos a Caos, quien iba con Chronos de la mano, Banshee, Venus y Serenidad. Mi hermano Charles por el contrario, se encontraba junto a Moira frente a la puerta del laboratorio de Hank, en la cual había una nota. Al percatarme de la ausencia de Hank también noté que Raven, mejor dicho, Mística, tampoco estaba allí.

–He ido a la base aérea. Traed la caja marcada con la X. Hank. –leyó mi hermano en voz alta, instantes antes de quitar la nota y abrir la puerta, encontrándonos con un lugar hecho pedazos. Con la boca abierta por la sorpresa, comencé a caminar hacia el interior del lugar, siguiendo a mi hermano, con Erik justo a mi espalda.

–¿Qué diablos ha pasado aquí? –inquirió el manipulador de metal.

"(T/n), dile a tu novio que ahora mismo no tengo ni idea." –indicó Charles de forma telepática, quien iba algo más adelantado que yo.

"¿Mi novio?"

"¿Quién si no?" –rebatió mi hermano.

Me quedé en silencio por unos instantes: ¿Erik era mi novio? Sí, habíamos dormido juntos, pero no habíamos hablado al respecto. Ni siquiera sabía si era algo oficial o simplemente algo pasajero. Observé que Charles abría la caja marcada con la X, por lo que todos nos acercamos rápidamente a ver qué contenía.

–Hank ha estado ocupado... –comentó Erik con cierto tono irónico en su voz.

–¿Y tenemos que llevar eso? –inquirió Banshee, observando lo que contenía la caja.

–Como nosotros no hemos mutado para aguantar una Fuerza G extrema, ni para resistir las balas, os sugiero que lo hagamos. –replicó Charles tras suspirar de forma suave, cerrando la caja.

Siempre Hay ElecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora