Causa y planes de discordia

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Centro de Investigación de la CIA

Los nuevos mutantes acababan de reunirse todos juntos en una sala especial para ellos, que contaba con dos paredes traslucidas: una orientada al patio interior y otra orientada al césped de las instalaciones.

–Necesitamos nombres en clave. –dijo Raven–. Ahora somos agentes del Gobierno. Deberíamos tenerlos. –comentó con una sonrisa–. Yo me llamaré Mística.

–¡Mierda, yo quería llamarme Mística! –exclamó uno de los chicos de la estancia.

–Te aguantas. Me lo pido yo. –comentó la metamorfa antes de cambiar al aspecto de aquel joven, sorprendiendo a todos los de la sala–. Y soy mucho más misterioso que tu.

–Ha sido genial... –comentó la otra fémina de la sala, a excepción de Hanon.

–Darwin, ¿tú qué dices? –le preguntó Raven.

–Bueno, Darwin ya es un apodo, y, en fin, no me va mal. –replicó el joven de piel oscura–. Por lo de la adaptación. –comentó antes de levantarse y dirigirse a una pecera cercana–. Fijaos en esto. –les indicó antes de meter la cabeza, donde escasos segundos después, unas branquias aparecieron en sus mejillas.

–Es increíble... –comentó Hank.

–Gracias, gracias,... –dijo Darwin–. ¿Y tú qué, chica de pelo azul? –preguntó, dirigiendo su mirada hacia la mejor amiga de la hermana de Xavier. Ante su pregunta todos se la quedaron mirando.

–Es verdad. –comentó Hank–. A diferencia de nosotros, tu sí que has desarrollado más tus poderes, y de hecho, eres la que mejor conoce a (T/n) Xavier de entre todos nosotros.

–Es tal y como tu dices, Hank. –admitió la de pelo celeste–. Yo conozco a (T/n) desde hace mucho mas tiempo que vosotros, y puedo decir sin ninguna duda que no me agrada la idea de que vayáis a marginarla de nuevo. –comentó antes de señalar a la morena que habían reclutado la primera–. Tu en concreto eres la que peor va a tratarla, incluso cuando ya es una de los nuestros.

–¿Qu-qué? ¿De qué estás hablando? –preguntó Darwin al unísono que Raven, nervioso.

–Todos tenéis miedo de sus capacidades, porque es la mutante más poderosa que hay en el mundo en este preciso momento. –sentenció con un tono calmado la joven, provocando que Raven se lleve una mano a la cabeza–. Y no, Mística, no leo la mente como Charles o (T/n)...

–¿Cómo sabías lo que iba a preguntarte? –preguntó Mística.

–Fácil –dijo Hanon–: Porque mi mutación me permite controlar el tiempo. Literalmente podría parar el tiempo en la sala y dejaros paralizados durante horas y horas aquí dentro mientras yo me marchaba a tomar algo. Aunque claro está, eso solo sería por un corto periodo de tiempo, ya que mi límite es la cantidad de personas. –sentenció con un tono calmado, que pronto tomó un cariz más severo–. Otra de mis mutaciones es ver el futuro y lo ocurrido en el pasado. Por eso sé lo que vais a hacerle a (T/n)...

–Pero nosotros no queremos hacerla sentir mal-

–Eso depende de vosotros. El futuro siempre puede cambiar con las elecciones que tomemos. –replicó Hanon, interrumpiendo a Hank–. El futuro que veo en mis visiones es subjetivo. Siempre puede cambiar. Sin embargo, me temo que éste sea demasiado tarde para intentarlo.

La sala se quedó en un incómodo silencio por unos instantes hasta que Darwin decidió romperlo.

–Y... ¿Tienes alguna otra habilidad? –preguntó con cautela, pues las palabras de la joven de pelo azul llevaban de forma clara e implícita una amenaza: escoged con cautela vuestras palabras y actos porque repercuten en el futuro–. Quiero decir, aparte de controlar el tiempo y ver el pasado y el futuro...

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