Ardiente

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Hamilton, literalmente me evito todo lo que restaba del camino a casa, mamá iba hablando y dando gracias por el celular.

 Yo cada cierto tiempo miraba a Hamilton de   reojo, él estaba enfocado en no se que cosa, en serio que me molestaba que ni siquiera me volteaba a ver; sentía si como algo dentro de mi se estuviera esfumando, en ese momento me había dado cuenta de que no quería que él se fuera; quería, necesitaba que estuviera conmigo, quería su comida grasosa, lo quería a él y a nadie mas.

 Bajamos, me despedí de mamá y subí rápidamente a mi cuarto a ducharme. Escogí un vestido de seda rojo y me dirigí a ducharme; estaba prácticamente sensible, seguía dando vueltas en mi cabeza cuando Hamilton me dijo que lo "estremecía", dentro de mi sabía que quería que siguiera sintiendo eso. 

De pronto sonó mi celular y conteste: 

 -¿Hola? -¿Ava? Por supuesto era la voz de Hamilton.

 -si, ¿Qué quieres? -hablar! 

-¿hablar de qué?-dije sollozando

 -de nosotros!!

 -¿de....de nosotros?-dije con voz temblorosa 

-si, te espero en el pasillo, ya!!

 Me seque rápidamente y me vestí. Cuando salí de mi habitación, vi a Hamilton de espaldas al final del pasillo; me fui acercando lentamente, tratando de no hacer ruido. 

 -¿Hamilton? Volteo y me examino.

 -pensé que no vendrías 

-dude en venir, ¿Qué es lo que pasa?

-era una completa mentira, me moría por estar cerca de él. 

-¿Qué es lo que te pasa?

-¿Qué es lo que me pasa de que? 

-mira lo siento...- frunció el ceño y se separo unos centímetros de mí 

-me...me ignoraste todo el camino a casa.

 -tú también lo hiciste!!-dijo en voz profunda.

 -es que, ¿por qué te pusiste así?, él era solo un amigo. 

-lo siento, no quería asustarte, es solo que...-suspiro, cerro los ojos y hubo unos minutos de silencio.

 -¿es solo qué?-dije Era una eternidad, no me hablaba, necesitaba escuchar que era lo que me tenia que decir.

 -vamos abajo-dijo Nos dirigimos a la planta baja, fuimos al comedor. 

-¿ya me dirás, Hamilton? Cuando dije eso Hamilton empezó a reír. 

 -¿Qué es lo que suena tan gracioso Hamilton? 

-nada, es solo que eres una desesperada. 

-¿me vas a decir?, sabes algunos a esta hora dormimos. 

-okei, siento haberme portado como un idiota con tu amigo.

 -Gracias, pero no las acepto. 

-¿por qué no? -¿quien creías que era?. 

-lo siento, es solo que... 

-¿Es solo qué, que Hamilton?, me sentí una idiota avergonzada delante de él. Cuando camine hacia mi cuarto escuché su voz. 

 -no puedo soportar que alguien este tan cerca de ti. 

 Cuando sus palabras salieron de su boca, mi cuerpo se incendio.

-¿por qué?-dije atrevida

 -por que no quiero que estés con nadie. 

-¿suena muy egoísta sabes?-dije con lágrimas en los ojos

- tú me pides que no este con nadie, mientras tú todas las noches estas con mamá en su cama!!

 -Es...diferente, y lo sabes!! 

 Sabia que era una maldita verdad y no lo podía asimilar. 

 -entonces, no me prohíbas nada.

Me tomo la cadera, me apretujo a él.

 -por muy egoísta que suenen las cosas, te quiero para mi Ava.

 Lo mire a los ojos y empecé a llorar, me rendí y lo abrace.

 -lo siento Ava, lo siento, lo siento mucho, mi pequeñita. 

-no podemos estar juntos- dije y empecé a llorar en su hombro

 -¿Quien lo dice?, no te dejaré. 

-lo entiendo. Somos prohibidos-me reí

 -Yo siempre voy a estar para ti cuando lo necesites. 

- yo igual!! Nos besamos tan profundamente.

 lo empecé a tocar, su pecho, su abdomen, sus brazos... anhelaba mucho este momento.

 -Que traviesa eres pequeña!!

 Lo mire, le mostré una de mis mejores sonrisas y le empecé a dar pequeños mordisquitos en el cuello. 

 -me vuelves loco. 

-tú igual. 

 Me enrede con mis piernas en su cadera, me tomó las caderas y me empezó a esturgar, sentía como se ponía duro debajo de mi cuerpo. 

Me besaba desenfrenadamente, no lo quería soltar estaba demasiada excitada, lo tomé por los muslos, mientras él pasaba sus labios por mis senos, trataba de no gemir tan alto, mi cabeza daba demasiadas vueltas, fue bajando y bajando, hasta que llego a mis muslos, me volteo a ver a los ojos, como si necesitara una aprobación, yo solo era capaz de gemir... asentí. Primero lo hizo lento, duró como dos minutos y volvió sus labios a mi boca.

 -lo dejaremos preciosa - dijo con la voz entrecortada.

 -no, no por favor - dije viéndolo, con mis labios entreabiertos. 

-no - dijo, mientras me tomaba por mis muslos, y nos dirigíamos a mi habitación. Me bajo cuando llegamos a mi puerta, rozo sus labios con los mios y se fue.      

¿por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora