Extraña conexión ☆ [Kookmin]

Conexión 1

~Jimin~

Aquellas nubes cargadas de agua y los relámpagos iluminando el cielo nocturno no hacían más que recordarme ese desgarrador día.
El día en que toda mi vida cambió y todos mis sueños se habían venido abajo.
También me recordaba aquella ocasión en que mi primer amor había acabado de la peor manera.
En conclusión, nada bueno ocurría cuándo se aproximaba lluvia y esta vez no iba a ser la excepción.

Estaba de pie, fuera del lugar que había sido mi hogar por algunos meses. Cerrando los ojos, asustado, cada vez que el espacio se aclaraba por una nueva centella.
No había podido cumplir con el pago y a raíz de eso me encontraba con mis maletas, pensando qué haría a partir de ese momento.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando distinguí una voz conocida.

—¿Jimin?— se acercó desorientado —¿Qué rayos haces afuera?—bajó la mirada hasta notar las cosas que llevaba— ¿y esas maletas?

—La señora Choi no pudo darnos más plazo para pagar.—suspiré preocupado. No podía dejar de pensar en lo que haríamos a continuación.

—¿Me estás diciendo que no le pagaste?—preguntó enojado. Sí, era yo quien se encargaba mes a mes del pago. Pero en esta ocasión se salió por completo de mis manos.

—Eso exactamente.—contesté asintiendo— No me pudieron prestar más dinero en el trabajo... y tenía gastos en la escuela, por lo que...

—¿Escuela?—interrumpió alzando su tono se voz.  En ese momento pude distinguir olor a alcohol— ¿Sigues asistiendo a esa inútil escuela donde te enseñarán a ser lo que ya eres? Un inútil, bueno para nada.

—¿Bebiste de nuevo?—pregunté entre frustrado y cabreado. Odiaba cuándo se refugiaba en eso para olvidar nuestra situación.

—¿Y qué si lo hice? —se encogió de hombros— ¿Por qué te importa?

—Mamá no habría querido que...

—¿Mamá? ¿Mamá, Jimin? ¡Mamá ya no está! ¿Que no lo entiendes? — mi corazón, si es que aún quedaba algún pedazo no roto, se acababa de quebrar.

—Lo entiendo.—me pasé la mano por el cabello en señal de frustración y tristeza, mientras le dirigía mi mirada— Lo entendí hace mucho. Aquí el que parece no haber entendido que con beber no la vas a traer de vuelta eres tú. — Sentí picar mi mejilla cuando su mano se estrelló contra ella.
Mis ojos comenzaban a humedecerse. Y gotas de lluvia comenzaban a caer.

—Basta. No puedo seguir viviendo con un inútil como tú. —Me zarandeó un poco y luego me soltó de manera brusca — Sigue haciendo lo que se te de la gana y no me jodas más, bailarín de cuarta.

Se alejó mientras yo caía sobre mis pies y mi interior se derrumbaba.  Sabía que en algún momento las cosas acabarían de esa manera. Mi padre no había sido el mismo desde que madre había muerto en ese trágico accidente.
Ahora él se estaba refugiando en aquello que había causado la muerte de mamá: el alcohol.
Si esa noche, el conductor de ese auto no hubiese estado tomado, aún tendría a mi madre llamándome: "Jimminnie".

—Disculpa, ¿Te encuentras bien? — escuché una aguda y cálida voz. Alcé la vista para notar de quién provenía y mis ojos se encontraron con los de un chico de cabello rubio, bastante alto y de hombros anchos; que me miraba preocupado. Sostenía un paraguas sobre mí. 

Como estaba perdido en mis pensamientos no había notado que ya no me caían gotas de lluvia.

Me sequé la humedad de los ojos y me puse en pie.

—Sí, no te preocupes. — Cuando levanté la vista noté que el extraño me miraba frunciendo el ceño.  Me observaba como si viera un fantasma.  — Oye...