Inesperado 5

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~Seokjin~

Comencé a moverme en la cama cuando sentí la luz del día hacerse presente a través de un rayo de sol que se filtraba y me daba en todo el rostro.
Sentí una presión en mi cintura y pecho, razón por la cual abrí mis ojos pesadamente.

Me removí incómodo y la presión de nuevo se hizo presente debido a que no se me permitía moverme demasiado.

Bajé mi mirada y entonces noté que estaba siendo fuertemente acorralado entre los marcados brazos de alguien.
Ese alguien tenía su cabeza apoyada sobre mi pecho, y además de agarrar mi cintura con una de sus manos, enroscaba una de sus piernas con una de las mías.

Suspiré profundamente.

Por supuesto no podía ser alguien más que Kim Namjoon. Quien desde hacía varios días se habia convertido en mi personal inminente dolor en el trasero.
Bueno, ahora mas bien dolor en mi cintura porque su agarre se hacía fuerte en esa zona.

Está bien, entendía que le preocupara la cuestión de mi pie, porque de hecho me había lastimado otra vez y por esa razón mi recuperación estaba tardando un poquito más, pero aún así no era para tanto. Sus cuidados eran excesivos y sus atenciones rayaban en lo posesivo.

Aún no éramos nada con nombre pero definitivamente esto era algo.

Algo loco, extraño y excitante.

Miré su rostro y noté cómo a pesar de no estar sonriendo ampliamente, porque su rostro estaba mas bien relajado, se le seguían formando esos pequeños y curiosos hoyuelos en su mejilla.
Aquellos que en un principio odié y que ahora simplemente se me hacían lo más magnífico del mundo.

Así dormido, como si no matara ni una mosca, hasta se me hacía adorable. Estuve tentado a posar mis dedos en aquellos hoyuelos pero me controlé.

Sacudí mi cabeza en un afán de deshacerme de esos pensamientos y a la vez en un intento de acallar los golpeteos que empezaban a resonar en mi pecho.

¿Qué me estaba pasando?

Para ser sincero, no podía negar que el doctor era alguien bastante guapo, imponente y carismático. Y que me atraía.
Pero me hacía sentir cosas que hacía mucho tiempo no sentía por nadie. O que más bien nunca antes había experimentado, y eso me hacía ver expuesto, vulnerable.

No podía permitirme sentirme de esa manera. O al menos no se lo demostraría si eso aumentaba su gran ego.

----¿Estás bien?---- Escuché su voz ronca.  Me exalté un poco al escucharlo y me incliné un poco para ver su rostro pero seguía con los ojos cerrados y su cabeza sobre mi pecho.----Tu corazón está latiendo muy fuerte, ¿tienes taquicardia?

Sentí mi temperatura subir varios grados debido a la vergüenza. ¿Había estado despierto todo este tiempo?

----No, estoy bien. ¿Me podrías soltar? Con tu gran peso, no me dejas respirar.

----No.

En lugar de soltarme, se pegó mucho más a mí. Parecía una gran lapa.

----¿Por qué? Ya sueltame, maldito koala.---- me moví para zafarme pero él a la vez también usaba más fuerzas para juntarnos mucho más. Por un momento pensé en darme por vencido y esperar a que se le diera la reverenda gana de soltarme, pero entonces llegó una idea a mi cabeza que muy seguramente funcionaría.---- ¡Ay! ¡Duele! ¡Mi pie!---- Fingí que por el forcejeo había lastimado aquel lugar y puse mi mejor expresión de lamento. Sólo me faltaban lágrimas falsas para completar la perfecta actuación.

Sin embargo, no fue necesario porque al escuchar mis lamentos, suavizó su agarre y su expresión se tornó preocupada.

----¿Que pasó? Lo siento, lo siento. ¿Te lastimé aquí?---- comenzó a examinar mi pie en varios lugares, tanteando suavemente y con el ceño fruncido en concentración----. Pensé que ya se había mejorado del todo. ¿Duele mucho?

Extraña conexión ☆  [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora