El click

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Corro, corro por un camino imposible.Me detengo en el filo del acantilado y busco una mano que ya no está, busco a Ricky para que me ayude pero se ha esfumado. Estoy sola en el abismo y ya nada me impide caer y desaparecer. Ante una caída inminente me lanzo y mi cuerpo vuela, cae en picado hacia las rocas que aguantan las embestidas de las olas salvajes.

Mierda, ¿Cuánto llevo durmiendo? Me levanto sobresaltada por la pesadilla y un escalofrío recorre mi cuerpo. Tengo ganas de vomitar y el mareo no me ayuda a salir de la cama. Todo me da vueltas y no sólo a causa del alcohol. ¿Qué hice ayer? Mierda, blanco y más blanco. Huecos vacios en mi memoria, sólo imágenes difusas que dibujan sobre mi mente una posible ficticia noche.

Decido hacer fuerza y salir de la cama, necesito aclarar mis ideas. Cuando mi estado actual parece que se me ha olvidado vuelve y me azota el estómago en forma de arcada. No me da tiempo a llegar al baño, mierda. Echo todo lo de la noche anterior en el suelo al lado de la cama. Creo que nunca he estado así de mal. Miro a mi alrededor buscando pañuelos para intentar cubrir parcialmente el estropicio. Salgo de mi habitación intentando hacer el menor ruido posible, llego a la cocina y me asomo ligeramente. Estoy sola en casa.

Con más tranquilidad, cojo la fregona y servilletas y me dirijo a la habitación, tengo que limpiar el desastre. Miro el reloj que reposa encima de la mesilla que marca las once de la mañana, es pronto. Es raro que Ricky no esté en casa, pero prefiero no enviarle ningún mensaje de momento, prefiero ducharme y limpiar antes de hacer nada.

Cuando ya he conseguido poner en orden mi alrededor, me dispongo a hacerlo en mi interior, necesito una ducha. Entro al baño, me desnudo y las gotas frías me acogen como manantiales. El agua está helada pero me da igual, tiene que bajarme esta resaca de golpe, no puedo perder todo lo que he ganado estos días. Me estoy enjuagando el pelo cuando las imágenes de la noche anterior me golpean como un guante de boxeo y como no, la había liado muchísimo. Yo bebiendo, bebiendo mucho, discutiendo con Ricky en medio del local, mandar prácticamente a la mierda al amigo deNerea, y como un destello, aparece en mi mente la imagen de la chica de anoche. No recuerdo ni su nombre.
Tantas imagenes me están abrumando así que salgo de la ducha, me enrollo en una toalla y me miro al espejo; maquillaje corrido, unas ojeras kilométricas, bolsas en los ojos y la piel seca. ¿Qué me está pasando? ¿Dónde está la Mimi sonriente, la que siempre tenía energía para todo y nunca dejaba escapar las cosas? No me gusta lo que veo, sólo hay derrota. Donde antes había luz, ahora hay oscuridad. La pesadez se ha instalado y ha echado la cerradura. Cuando parece que voy a salir del agujero, me meto en otro más hondo todavía.

La puerta de casa se abre y Ricky, al ver que me he despertado por el lío que he dejado en la cocina, me llama. Dudo en si hacerle caso o no, siento auténtica vergüenza por mi actitud de anoche.

-Mimi, sé que estás despierta, sal aquí anda.
-Ahora salgo que me estoy vistiendo.

Mi cuerpo inherte se mueve automáticamente hacia la cocina donde Ricky me espera sentado en una silla. Su cara muestra indiferencia.

-Explícame que cojones te pasaba anoche. Todo lo que has conseguido lo echas a perder por tonterías.
-Ricky, me mentiste, dijiste dos meses y ahora te vas de gira con ellos, ¿qué esperabas, que te aplaudiera?
-Yo no quería anunciarlo así antes de hablar contigo bien, pero te fuiste corriendo y durante toda la noche me estuviste evitando. Cuando fui a explicártelo montaste una escenita delante de todo el mundo. Tú en vez de dejarme explicarme te vas, te crees que vas un paso por delante de todos pero no es así. Te sacamos kilómetros de distancia.
-Tú que sabes como estoy. Estoy harta de que me ayudes y luego me claves la puñalada por la espalda.
-¿De verdad te crees que he hecho eso? No tienes ni puta idea Mimi, de verdad.- se llevó las manos al pelo y continuó hablando.- mira, para que veas, ¿ cuántos amigos te quedan? Contéstame.- me callé porque tenía razón.- exacto, ninguno, sólo yo. Y a este paso no tendrás ninguno, volverás a Barcelona con esa puta gente y te pudrirás, si llegas a los 30 da gracias.

Las vueltas de la vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora