La hora mágica

227 33 18
                                    

El último por hoy :v 3/3

Thomas se encontraba hecho bolita aún en el mismo lugar, seguía tratando de procesar lo que pasaba. Cuando sintió algo...

Se levantó.

—Dylan —dijo como si el susodicho pudiera escucharlo.

Caminó un poco por la orilla del cañón, esperando que le respondieran o algo, y sorprendentemente, lo hicieron.

—¡Thomas! —escuchó su propia voz a lo lejos.

—¿Dylan? —habló más fuerte.

Dylan estaba por llegar a la punta del cañón, por lo que alcanzó a escucharlo. Corrió el tramo que le faltaba y comenzó a avanzar por toda la orilla como para encontrarse en algún punto con Thomas.

—¡Thomas! —gritó —Estás aquí, ¿verdad? En mi cuerpo.

—¿Dylan? —lo escuchaba pero no lo veía —Dylan, ¿dónde estás?

—Ese es Thomas —susurró —puedo escuchar su voz, pero...

Siguió corriendo.

—Dylan, ¿dónde estás? —insistió Thomas —¡Dylan!

También comenzó a correr.

Pero ambos se detuvieron al sentir algo. Era como un hilo que les decía que no debían ir más allá, que ya estaban donde debían. Ambos voltearon, pero aún no veían a nadie más, caminaron un par de pasos.

—¿Dylan, estás...?

—¿Estás ahí? —preguntó Dylan.

Ambos estiraron sus manos, nerviosos y esperando encontrarse con alguien...

Pero no fue así.

Dylan bajó la mirada sin comprender qué faltaba para que pudiera encontrarse con Thomas. Se mantuvo quieto hasta que se dió cuenta de que el sol ya no lo cubría, por lo que volteó al horizonte. Esa gran estrella estaba cubierta por nubes, el cielo estaba entre anaranjado y azul, con toques de morado y rosa.

—La hora mágica —dijeron dos voces al mismo tiempo.

Eso los sorprendió, pero al verse el uno al otro ya estaba cada quien en su cuerpo.

Dylan se relajó sonriendo levemente. Lo había conseguido.

—Thomas —decir un nombre nunca se sintió tan bien.

Se miraron a los ojos por unos momentos, como digiriendo que por fin estaban frente a frente.

—Dylan —susurró Thomas, se acercó al otro chico con lágrimas en los ojos y colocó sus manos en el pecho del castaño —, Dylan. ¡Estás aquí!

Lo miró de pies a cabeza, una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro mientras sus lágrimas caían por sus mejillas. Dylan juró que Thomas nunca se había visto tan bello.

—¡Dylan!

—Vine hasta aquí para verte —le dijo sonriendo —. Lo cual no fue fácil, estabas bastante lejos —agregó divertido.

—¿Cómo es...? —Thomas limpió un poco su rostro —Porque en ese momento...

—Tomé de tu kuchikamisake —explicó Dylan.

Thomas retrocedió unos pasos y cubrió su boca mientras su rostro se ponía rojo.

—Tú... ¿te lo tomaste? —murmuró, aunque Dylan estaba confundido por su reacción —¡Eres un pervertido!

Your name (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora