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Los fantasmas volvían a ella como un huracán con la fuerza de un terremoto.

Se había prometido no leer los tweets de las haters, era muy doloroso saber cuán malos podían ser algunas personas, hiriendo sus sentimientos hasta el punto de hacerla llorar.

Pero no pudo evitarlo, todo el mundo estaba hablando de ella en ese mismo instante y desde hace unas horas ya.

Ella era el blanco de críticas.

Sorbió por la nariz mientras continuaba deslizando su dedo en la pantalla táctil de su celular, dando paso a más tweets y a muchos más insultos por parte de la gente.

Leía todos y cada uno de ellos, por más que no quisiera, sentía que su corazón se rompía más de lo que ya estaba, un dolor que no podía evitar.

Dichos tweets eran como un imán hacia ella, ya no quería leerlos, se sentía destrozada, pero seguía ahí, sin poder dejar de quitar su vista atenta y llorosa de dicha red social.

Sollozó y apretó los ojos, dejando que las lágrimas caigan por sus mejillas como lo vienen haciendo desde hace ya unas horas.

Debe tener los ojos realmente hinchados.

-¡Camila! -escuchó una voz que la llamaba dulcemente desde la puerta de su habitación. La castaña sollozó aún más fuerte, sintiendo la opresión en su corazón y un vacío en su estómago. Abrió los ojos y se paró de su cama, corriendo hacia el chico quien, nada más verla, abrió los brazos fundiendo a la castaña en un fuerte abrazo, donde ella pudo seguir soltando su dolor.

Cada vez la chica sollozaba más fuerte y sorbía por la nariz continuamente, asimismo se tallaba los ojos pero no dejaba de abrazar al castaño.

-Ya, Mila... Yo estoy aquí, linda... -le susurró en su oído, atrayéndola más a él, sintiendo como el corazón de la chica latía con mucha rapidez.

Después de unos minutos, el chico le tomó la mano a la castaña y juntos se sentaron en su cama, mientras la chica trataba de tranquilizarse con ayuda del chico.

Temía que sufriera un ataque de ansiedad ahí mismo.

-Respira, tranquila... -le susurró el chico, nuevamente, a la castaña, atrayendo su cabeza a su pecho, haciendo que Camila pueda escuchar el latido de su corazón.

-Me siento muy mal, Charlie... -susurró la chica con la voz totalmente quebrada y sorbiendo por la nariz. El chico asintió, comprendiéndola y posó su barbilla en su cabello.

-Lo sé, Mills, lo sé. -le dijo el chico, abrazandola y acariciándole la mejilla cariñosamente.

Así estuvieron unos minutos, en los que la castaña se iba tranquilizando lentamente. Luego comenzó a contarle que ella no sabía nada del tema de su "renuncia" al grupo y todo lo habían inventado ellos.

Se separaron para que la chica pueda hablar con más expresividad, no del todo tranquila, pero al menos ya podía hablarle.

Charlie observó a la castaña y suspiró mientras acariciaba su cabello.

-¡No lo entiendo! ¡Joder, esto es muy malo! -exclamó la chica mientras señalaba su celular y golpeaba el colchón de su cama, dando puñetazos con ira y dolor.

-Lo sé, Mila, te están dejando pésimo y...

-¡Yo soy la bruja del cuento! -gruñó con molestia y tristeza.- Yo ya sabía que me iba a ir, pero no lo iba a hacer de esta forma, yo me iría terminando este mes, Charliux. Dr un día a otro me han cambiado todo y no sé por qué. -susurró la chica, sentándose recta y frotándose las sienes debido a que su cabeza le había comenzado a latir de lo molesta y mal que se encontraba.- No es justo. -susurró entre sollozos.

The Hurting [Just Leave #2] | #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora