Capítulo 12: Pasado

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Pensaba en comer algo, quizá en invitar a Minato a algún restaurante. Iba pensando dónde podrían comer cuando sintió que su acompañante frenaba en seco. Se detuvo también, mirando a ese chico rubio que observaba a un ruidoso chico que parecía estar ganando en las tragaperras. ¡Algo olía mal! Y lo supo por la forma en que miraba a ese chico. Casi como si fuera un fantasma del pasado.

- ¿Qué ocurre? ¿Le conoces? – preguntó Itachi, pero Minato apartó la mirada con rapidez.

- No – susurró – vamos al hotel, tengo muchas cosas que mirar.

- Yo... quería invitarte a comer.

- ¿Por qué? – preguntó Minato.

- Porque en algún momento habrá que comer y no creo que trabajes mientras comes, ¿no?

- ¿Por qué quieres invitarme? – explicó más detalladamente Minato – tú y yo no somos nada, de hecho te pagan por protegerme.

- ¿Y eso implica que no puedo invitarte a comer? – sonrió Itachi.

- No quiero que te hagas falsas esperanzas.

- ¿Por una comida? ¿Crees que me debes algo por eso? ¿Crees que busco algo más que una comida?

- Todos buscáis algo más.

- Mentiría si te dijera que no deseo besarte, que no deseo recorrer todo tu cuerpo, pero... sé muy bien dónde está mi lugar y he aceptado el hecho de que tú no estés dispuesto a dármelo. Por eso me conformo con una comida juntos. Quizá después podríamos ir a solucionar el problema de la marca de tu muñeca. Ni siquiera me contestaste qué te parecía la idea del tatuaje para ocultar esa marca que no existe.

- Odio las agujas – le respondió Minato.

- ¿Qué necesitas para ir a hacerte el tatuaje?

- Quizá beber unas cuantas cervezas para evitar pensar en el miedo y el dolor.

- Te invitaré a todas las que quieras.

El ruido de las máquinas tragaperras se clavaba en la cabeza de Minato. Tan sólo quería salir de allí y pensar en la sugerencia de Itachi con calma. Nunca se había planteado el hacerse un tatuaje. No le gustaban. Odiaba las agujas y no quería hacerse marcas de por vida de las que luego pudiera arrepentirse en algún momento de su vida. A medida que su cuerpo cambiase, el tatuaje era posible que también fuera cambiando y quedando cada vez peor.

- ¿Qué te preocupa? – escuchó la voz calmada de Itachi junto a él.

- Es que... no me gustan los tatuajes. He visto gente que los llevaba y cómo quedaban mal a medida que te haces mayor y la piel se estropea.

- Minato... será algo pequeño en la muñeca, lo justo para ocultar esa cicatriz que deberías tener. Te prometo que no quedará mal en el futuro. Será muy pequeño.

- ¿Me lo prometes?

- Sí. Estaré contigo en todo momento. No voy a dejarte solo.

- Vale... invítame a esa cerveza entonces – comentó Minato volviendo a lanzar la mirada una vez más hacia aquel escandaloso chico que jugaba a las tragaperras.

Caminó nuevamente en busca de la salida pese a que Itachi se quedó unos segundos con la mirada fija en ese chico que había llamado la atención de su protegido. La chica a su lado parecía entusiasmada cada vez que ganaba, besando al chico como si de una musa de la suerte se tratase. Algo le olía muy raro a él y más, cuando vio la seriedad con la que ese personaje se fijó en la espalda de Minato abandonando el local, apartando la vista de su acompañante para poder mantener sus ojos fijos en el rubio. ¡Casi parecía como si lo hubiera identificado!

Bajo las alas de un samurai (Naruto: Itachi-Minato, Jiraiya- Orochimaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora