30 Días de azúcar, flores y muchos colores [TERMINADA] [EDITANDO]

•Día 5: Vampiros•

Bellota

No sé lo que vi de bello en vivir con vampiros. Porque en realidad es una mierda.

Tal vez quería vivir un romance al estilo Crepúsculo. Puras ilusiones.

Los vampiros son aún peor que los seres humanos. Son egoístas, tercos, malhumorados y muy posesivos.

¿Cómo me metí en este lío?

Es muy simple.

Cuando eres huérfana y vives con un tío que viaja todo el tiempo, no siempre es una opción quedarse en casa.

Ese viaje, según mi tío, iba a cambiar toda la existencia del mundo. Pero en ese tiempo no me podía quedar sola, mi vida estaba en peligro.

¿Qué clase de peligro? Ni idea. Nunca me lo quiso decir.

¿Cómo me puedo proteger de algo qué no sé que es?

La mejor idea que se le ocurrió fue enviarme a una mansión con tres vampiros, endemoniadamente guapos, y locos por sangre.

El mayor de todos, Brick. Cabello raramente rojizo, ojos rojos sangre y tez pálida como la nieve. Como unos cien años de edad, pero al ver su apariencia parece un año más grande que yo. Un ser arrogante y orgulloso, además de muy guapo. Era para mí, el peor de todos.

El segundo en el linaje, Boomer. Ojos azules mar, cabello rubio revuelto y piel suave cual seda. Va al mismo curso que yo, lo cual es un fastidio. Toda chica muere con sólo un roce suyo. Es pervertido, sensible y muy fastidioso.

Y por último el menor, Butch. Cabello oscuro y despeinado, ojos verdes como esmeraldas, y dedos que te tocan y pierdes el tacto. Es muy gruñón, no estoy de coña, da mucho miedo, es posesivo, especialmente conmigo y es un insensible hasta el punto que sus palabras duelen.

La idea me pareció la mejor de todas. ¿Quién es su vida imaginó una fantasía con un vampiro?

Bueno yo era una de esas.

Pero ahora tengo las ganas desenfrenadas de irme y nunca volver, o algo así...

Fue un cambio total en mi vida y uno que, aún no estaba lista para vivirlo.

El día en que puse un pie en esa mansión, cambió todo mi circuito. Mi vida hizo un giro de trescientos sesenta grados.

Tanto empezar un nuevo instituto, cómo vivir con ellos. El miedo corría por mis venas todos los días. Nunca se sabía qué podía pasar con ellos. Tenía miedo de que me mordieran, de que me hagan algo.

¿Podría haberle dicho a mi tío y terminar con esta pesadilla? Claro que sí, pero eso significaba perjudicar a mi tío y no soy el tipo de persona que piensa primero en uno mismo. No me voy a rebajar a su nivel.

¿Escapar? Era otra opción pero estaría expuesta a cualquier peligro. La única y razonable opción era quedarme donde estaba, en esa mansión llena de vampiros sedientos de sangre.

Ya habían pasado varios meses desde mi llegada. Me había acostumbrado al Instituto y a mis compañeros, también el hecho de convivir con los hermanos chupa sangre. Especialmente con uno de ellos, el que más miedo me provocaba.