Capítulo 3.-

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Mi hermano era la tercera persona en el mundo a quien amaba, y el único a quien podía confiarle mis secretos, aunque no tenía muchos. Podíamos quejarnos de nuestro sistema de vida sin que nadie nos dijera nada o se enteraran, podíamos ser nosotros mismos.

-¿Te hicieron daño?- pregunté tocando sus hombros, brazos y su rostro.

-Nada, Cat, no me hicieron nada- sonrió cansado.

-¿Seguro?

-Sí- respondió.

Al llegar a casa, mamá y papá se encerraron en su habitación para intentar hablar o hacer algo al respecto con lo que había sucedido. Dylan fue a su habitación y yo me quedé sola en el pasillo, viendo cómo se marchaban.

Subí hasta mi cuarto y dejé mi libro junto a la blanca mesita de noche, tantee mis bolsillos y me encontré de nuevo con la carta del desconocido.

La leí repetidas veces, y no podía comprender del todo. ¿Por qué lo estaba haciendo?

20/01/2009

“Querido desconocido.

Me gustaría poder tener la confianza para contarte todo lo que está pasando en mi vida, obviamente todo esto no es fácil, dado el hecho de que no te conozco y tal vez nunca lo haré. Mi vida es difícil, solo eso puedo decirte hasta el momento, más difícil que para cualquier niña de catorce años. Me gustaría saber cómo descubriste tantas cosas de mí, como descifraste mis más oscuros y locos pensamientos, también me gustaría saber sobre ti. Nunca eh tenido un amigo o alguien con quien conversar- a parte de mi hermano- y creo que podríamos ser buenos amigos, ya que la distancia nos separa y nos ahorra peleas y discusiones tontas como las que hay en cualquier amistad.

Se despide de ti, Cat Walker.

Posdata: ¿Cuál es tu nombre?”

Doblé el papel y lo metí en uno de los blancos sobres que había encontrado algunos años atrás en el despacho de mi padre, imaginé que algún día me servirían, y ese día era hoy.

Salí al pasillo con cuidado y revisé que nadie estuviera mirando, me escabullí hasta la reja de entrada y dejé la carta en el buzón.

Esperaba que no hubiera problemas, y que el cartero no se le ocurriera pasar, mi carta no tenía ni dirección y mucho menos postales, así que la devolvería a mi padre, y eso sí sería un gran problema.

Regresé rápido a mi cuarto, y a pesar de que el sol aún no se metía, decidí que era hora de dormir. A penas así dejaría de pensar en la carta. Aún no sabía si había hecho lo correcto, pero de los errores se aprende, y o nunca había cometido un error… o no me habían dejado, que es casi lo mismo.

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Cuando uno espera algo, el tiempo parecer pasar más lento de lo normal, es como si las manecillas del reloj se atoraran cierto tiempo en su lugar, y cada segundo tuviera el valor de una hora.

Tamborilee mis dedos sobre la mesa de mi escritorio, ese día no había tenido clases, y solo tenía que ir una hora a ballet, así que regresando, checaría el buzón.

Subí al auto y Derek condujo hasta la institución, era malditamente grande, pero aun así no podía hablar ni compartir nada con nadie. Éramos solo yo y mis guaruras. 

La clase solo duraba dos horas, y después de eso sentía como si fuera un preso llevado de vuelta a su celda después de recibir la visita de un ser querido, era triste e inevitable.

Sabía que tenía que acostumbrarme, pero, ¿cómo le dices a un niño que no puede volver a soñar, que debe dejar ir todo lo que desea?

Bueno, más o menos así era mi situación.

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Corto, por que estoy en examenes finales :c 

Querido desconocido . ¡¡TERMINADA!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora