🍭 Papi bueno 🍭

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YoungJae sacó de su mochila su tableta de dibujo junto a un bonche de hojas con imágenes impresas para copiar, después de tomarlas se colocó frente al escritorio de JaeBum.

  — Papi, ¿puedo usarla? — dijo señalando una mesa de centro frente a uno de los amplios sofás de cuero.

Después de recibir un asentimiento de cabeza por parte del mayor, el cual no despegó su vista de los papales frente a él, se dirigió a la mesita.

Con cuidado colocó su preciada tableta, el primer regalo que Papi le había dado. Junto a ésta la bolsa de golosinas que había comprado antes de llegar.

  — Papi, ¿quieres un dulce?

  — Guárdame uno para más tarde, ¿está bien? — respondió mirándolo fugazmente.

  — Está bien... — musitó, guardando de nuevo el dulce favorito de JaeBum en la bolsa. Más tarde se lo daría.

Los minutos se fueron volando mientras recreaba una de las fotos que llevaba consigo: un ramo de girasoles, sus favoritos.

JaeBum cerró su laptop, por fin había terminado con el trabajo que correspondía al día. Se recargó en su silla, girándola un poco para poder ver a YoungJae. Sonrió al verlo con su expresión de concentración que tanto le gustaba.

Se puso de pie quitándose su saco, desabotonó los primeros botones de su camisa blanca y dobló las mangas hasta sus codos, sintiéndose fresco de nuevo.

  — ¿Qué dibujas, Gatito? — dijo JaeBum acercándose al menor, colocándose de cuclillas junto a él.

  — Girasoles. ¿Te gustan, Papi?

JaeBum sonrió al ver el trabajo de YoungJae, cada uno de los tres girasoles habían sido dibujados hasta el más mínimo detalle y coloreado en un perfecto contraste de colores.

YoungJae tenía un increíble talento.

  — Me gusta. — respondió JaeBum. — Bien hecho. — dijo revolviéndole los oscuros cabellos al menor, quien delató su timidez con el tono rojizo en sus mejillas.

JaeBum acercó su rostro al de YoungJae con intenciones de besarlo, las cuales fueron detenidas por los dedos del menor en su barbilla.

  — Papi está castigado.

  — ¿En serio crees que puedes castigarme, YoungJae?

El menor tragó saliva viendo al mayor ponerse de pie y desabotonar por completo su camisa, dejando a la vista su marcado abdomen.

  — Bien, vamos a ver quién resulta castigado.

  — Papi... ¡Oh! — no tuvo tiempo para huir, su cuerpo ya se encontraba entre los brazos de JaeBum, quien lo levantó del suelo para acostarlo en el sofá. — Papi... ¿qué haces? — cuestionó alarmado cuando sus muñecas fueron atadas hacia atrás con la gruesa tela de la corbata del mayor.

  — Gatito debe ser castigado. — susurró contra la sensible piel del cuello de YoungJae, estremeciéndolo con su cálido aroma. — Has sido un niño malo, YoungJae.

  — N- no... he sido bueno, tú eres el malo.

  — ¿Yo?

  — ¡Sí, tú! — exclamó con su labio inferior hacia afuera. — Me has dejado muy solito estos días y tampoco me dejas jugar si no estás tú ahí.

JaeBum sonrió ladinamente contra su cuello antes de lamerlo, creando esas olas de calor en la piel de Jae que lo llevaban a suspirar.

  — Muéstrame que tanto me necesitas. — YoungJae gimió alto al sentir la mano del mayor apretar su despierto miembro, el cual le pedía a gritos contacto directo de su Papi.

𝑺𝑼𝑮𝑨𝑹 𝑫𝑨𝑫𝑫𝒀  🍭  𝑻𝑾𝑶𝑱𝑨𝑬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora