capítulo 7

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Capítulo 7: un aventurero.

Miré como Venecia se iba con su doncella, mientras tanto, yo negué ir a mis aposentos, quería salir a caminar al jardín y respirar aire fresco. Por lo tanto camine hacia las grandes puertas y dos guardias abrierón las puertas. Sonreí y salí, caminé,aún que en medía caminata me encontré a un joven sentado de espaldas en una banca.

—disculpa— lo llame. —¿Estas bien?— pregunté, el se giró y me miró, sus ojos eran celestes claro y su cabello de un perfecto dorado.

—se que no debería de estar aquí afuera a estas horas— hablo, yo lo mire.

—¿No pueden salir a despejarse?

—a partir de las diez está prohibido el salir a caminar por los pasillos o por el jardín.

—¿no saben que estás aquí?— pregunté extrañada.

—cuando sabes bajar sin necesidad de una escalera, no se dan cuenta— soltó una risa y mire su ventana, en esta habían varias sábanas atadas, solté una risa y lo miré.

—veo que eres creativo, yo hacia lo mismo cuando no me dejaban salir de mi habitación en las fiestas de año nuevo— admití y sonreí.

—no sabía que las princesas hacian esas cosas, aún que me ha sorprendido lo del desayuno, no me esperaba tal inusual comportamiento.

—¿Por qué dices?— pregunté levantando una ceja.

—digamos que las princesas no deberían de hacer esas cosas, es todo, me han sorprendido.

—aún no nos has visto en acción, somos un  verdadero peligro, y parece que tu igual— sonreí mirando aquello que había hecho para escapar de la habitación.

—oye tu— llamó un guardia.

—me cayó la caballería— soltó poniendo sus manos en sus bolsillos, el guardia de acercó y lo miro.

—¿Qué haces aquí? Deberías estar en la habitación— le llamó la atención sin percatarse de mi. Los mire y al ver que lo tomo del hombro de forma brusca decidí hablar.

—e-esta conmigo— hablé y el me miró.

—alteza— me miró. —el no debe de estar aquí— habló.

—lo se, pero, lo ví mal y lo invite a salir al patio, usted no sabe, estaba mareado el pobre— mentí y el lo soltó.

—¿es eso verdad?— preguntó y miró al jóven.

—si, me sentía mal, la princesa ha sido muy buena al tratar de ayudarme— sonrió el chico, yo lo miré y sonreí. —enseguida  volveré a mi recámara— asintió y el guardia nos miró.

—los estaré vigilando— lo vimos irse, miré al chico nuevamente.

—¿Te gusta mentir?— preguntó.

—solo cuando hay que salvar a las personas.

—¿Cómo te llamas?— preguntó.

—me llamo Mairen— sonreí y lo miré.

—Nathan— se presentó. el se acercó y tomo mi mano, hizo una reverencia al mismo tiempo que depositaba un beso es ella, sentí mis mejillas arder levemente, el se levantó y me miró.

—Tenga buenas noches.

Pasó por al lado mío y yo lo mire irse, mire hacia adelante nuevamente, suspiré y me sente en el banco donde anteriormente estaba Nathan.

—dicen que las estrellas son de diferentes colores.

—¡Wow!— grite y dí un salto del banco donde estaba, miré hacia la izquierda, allí estaba mi abuelo. —a-abuelo..¿Tu..viste lo que acaba de pasar?

—y más— soltó una risa y se sentó a mi lado, me miró. —es difícil no sentir nada ¿Verdad?

—¿Que?— pregunté extrañada.

—sere viejo pero no ciego querida— atacó. Desvíe la mirada y suspiré.

—abuelo, estoy aquí hace un día, recién conozco a los jóvenes, aparte no es mi selección— lo miré y el sonrió.

—no tiene nada de malo sentir algo por un joven de aquí— me miró. —¿Sabías?

—abuelo, cuando sienta algo por alguien, te aseguro que te lo diré ¿Si?— pregunté  y el asintió sonriendo, solté una risa y bese su mejilla. —¿Las estrellas son de diferentes colores?

—así es, ¿Sorprendente verdad?

—muy— sonreí mirando el cielo.

—¿Quieres saber un consejo para con los chicos?

— Amm..claro.

—cuando traten de ser amables, no lo golpees en donde no llega el sol.

Lo mire y una sonrisa burlona se hizo en mi boca, el me miró sabiendo que reíria.

—¿acaso..?

—oh si, con la rodilla.

—¿Autoreflejo?— pregunté.

—según ella.

Comencé a reír ante aquellos comentarios, vamos, no te enteras todos los días que la reina le había pegado en su parte íntima a —en ese momento— príncipe de Illéa.

—creo que eso deberías decírselo a Iris o Caprice— sonreí imaginando ese momento tan embarazoso.

—¿Crees que será necesario?— preguntó.

—creeme que si.

Lo miré de un momento a otro su expresión cambio,el estaba serio y me preocupo.

—¿Es verdad?

—¿Que cosa?— pregunté.

—lo que haz dicho en la entrevista, ¿Kerttu las mira mal? ¿Ha hecho algo?

—oh, eso, Kerttu es..es muy ella, la primera vez que fuimos a verla, Venecia preguntó por los jóvenes y ella la miró como si fuera una pregunta prohibida, creó que no le gusta que hablemos con ellos— hablé y lo miré.

—ellos hablarán con ella y con ustedes también, no todos se enamoran de ella, tienen cinco hermosas princesas aparte de Kerttu.

—abuelo, no sería correcto que ellos se enamoraran de nosotras.

—no sería correcto pero si va a pasar, pasará y no podrán negar sus sentimientos. No sé eligue de quien enamorarse Mai.

—si eso pasará ¿Los mandarias a la cárcel?— pregunté.

—¿Mandar a la cárcel a alguien que no eligue a Kerttu? ¿me crees capas de algo tan malvado como eso? Se enamorarian de mis nietas y si se llegarán a enamorar de alguna doncella, lo aceptaría.

Al escuchar eso sonreí, el abuelo era una persona increíble, tenía su carácter a veces, pero tanto yo con mis hermanas sabíamos que el abuelo Maxon no era capas de  semejante injusticia. Apoye mi cabeza en mi hombro y sonreí y el me abrazó por el hombro.

—nos están viendo.

—¿Hm?— extrañada lo mire y luego hacia las ventanas de los dormitorios, allí varios jóvenes se encontraban chismoseando, solté una risa y volví la vista hacia el frente. —deja que miren, parecen entretenidos.

—es a ti a la que miran— me susurró y asentí mientras soltaba una risa. nos quedamos allí mirando las estrellas, sintiendo la brisa de la noche.

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