Eres raro. Y me gusta

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Bueno, aquí otro capítulo, realmente me gusta leer sus comentarios. Esta historia me gusta en especial porque me divierte mucho escribirla. Aunque sea desde el celular.

En los siguientes capítulos se veran mucho más los sentimientos de los protagonistas, y uno que otro mal entendido.

[ Me disculpo por algunas faltas de ortografía y la cacofonia]

Espero sus comentarios Sobre la historia.
.-.-.-.-.-.-.

8.-Eres raro. Y me gusta

El joven Haddock había leído su libro de vida. Nada fuera de lo normal, un chico común que era hijo de alguien importante, nada que no pasará en su vida en Berk. Aunque sí que había algo diferente; tal como lo sospechaba lo más importante y que faltaba en esa vida era Astrid. Jamás tuvieron una interacción más cercana que la de vivir uno cerca del otro, al parecer desde los nueve años después de recibir un golpe de ella en una fiesta no habían hablado de una manera normal.

Su día comenzó de forma normal, en pocas palabras "Fatal" no podía encontrar su zapato en toda la habitación. Pero ¡Vamos! No era que el fuera desordenado, solo no había estado en sus mejores días, así que la habitación estaba patas arriba.

En ese momento bien podía tener un armario como el de la película: Las historias de Ñarñia. Solo para aventar toda sus cosas en el y jamás verlas de nuevo. Quizás entrar en ese armario mágico y volver a su vida ¡¿Que rayos estaba pensando?!

Sus nervios estaban alterados, aunque esta vez no tenía nada que ver con Floki, aquella vida e incluso los mismísimos dioses. La noche anterior su padre le había dicho "Tenemos que hablar" y el sabía que esas palabras solo significaban que su padre quería decirle algo sobre su vida, lo que debía hacer con su vida ¿ya había pensado en su vida? Lo que fuera no era nada bueno.

— ¡Lo que sea! — Se cansó de buscar su zapato así que se cambio de ropa. ¡Maldita ventana! ¿Porque nunca estaba cerrada? Hiccup estaba seguro que la cerraba. ¡Pero no! Siempre estaba abierta...

Se colocó su único zapato y algo que parecía un zapato solo que más cómodo, bajo lo más despacio que pudo, no tenía muchos ánimos de "Hablar" con su padre.

— Hiccup— Su madre lo espanto con su brillo anti natural.

—¡Dioses! —cubrio sus ojos solo para no quedarse algo ciego, su padre emanaba una luz morada que parecía anormal ¿El aura? Ya nada lo sorprendía. Tenía el seño fruncido y el rostro serio, parecía que lo esperaba.

— Hiccup — Stoick hablo despacio. — Me enteré de algunas cosas. ¿Hay algo que quieras decirme?

El joven Haddock rebusco en su memoria cualquier cosa que pudiera haber pasado por alto.

— No, creo que no.

— Hijo.— Stoick seguía con aquel semblante serio, aunque luego mostró una gran sonrisa. — Pero hijo, ya te decidiste a hablar con Astrid ¿Porque no me contaste que te gusta?

Vaya, ese era un gran giro, aunque realmente su padre siempre había sido partidario de Astrid, es que realmente ella personificaba lo que debía ser una guerrera en toda la expresión de la palabra, sin contar lo hermosa que es.

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