Llaves.

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-Héctor...-
Abrí los ojos al escuchar mi nombre.

-¿___?,¿Qué haces?-

-Quiero que me beses,quiero que me lo hagas con todas tus fuerzas-

-___,yo...-

-No digas nada...-Me empezó a besar y yo no podía hacer nada,era como si mi cuerpo no pudiera negarse,lo cual no iba a hacer. ___ estaba sobre mí y como no me iba a negar empecé a seguirle el "juego",ella pasaba sus dedos entre mi cabello y lo revolvía.
Yo empecé a rodear su cadera con mis manos, las que después subieron para quitar su blusa.
La tomé de la cintura y la volteé rápidamente haciendo que yo quedara sobre ella esta vez;-Héctor...-

-¿sí...?-

-Héctor...-

-¿Qué pasa?-

-Héctor,despierta...-

-¿Qué?-

-Despierta.-

Entonces me levanté de golpe dándole un cabezazo a ___ que no estaba sobre mí sino al lado,tratando de hacer que reaccionara.
Puta madre,acabo de soñar con mi mejor amiga que me está dando asilo en  su casa,ya ni la chingas,está chiquita pendejo,no mames.
-¡CABRÓN!-Se sobaba la nariz.

-¡Lo siento!-

-¡Yo también! Y el doble de fuerte.-

-¡Qué delicada eres!-Traté de ser igual de castroso que todos los días.

-Cómo sea,ya me voy-se dirigió a el perchero en donde tenía su bolso colgado.

-¿A dónde?-

-A comprar,¿no recuerdas?-

-Oh sí,está bien. Yo iré con el pendejo de Ernesto un rato,practicaremos un poco y NO vamos a tomar,para que no te preocupes-

-Bien,eso espero,¿Te vas a quedar otra vez?-Preguntó mientras tomaba su bolso y se acomodaba el cabello.

-¿Me vas a dejar quedarme otra vez?-

-No tengo más opciones. Te voy a dejar las llaves aquí para cuando te vayas. Probablemente llegaré más tarde que tú,también iré a ver a mi prima la divorciada y ya sabes que habla por horas.-Puso las llaves sobre la mesa de la sala.

-Okay-___ me dió un beso en la mejilla y se despidió saliendo por la puerta principal.
Ahora estoy solo y sin nada qué hacer,le dije que iría con Ernesto para no quedar como un pendejo sin qué hacer,pero,esa era la verdad. Era un pendejo sin qué hacer y ahora sacado de onda por mi sueño.
Tal vez sí debería ir con Ernesto,sus pendejadas me distraen de las mías.
Tomé mi guitarra y salí de la casa cerrando la puerta desde adentro para encaminarme a casa de Ernesto.
Llegué al lugar y toqué su puerta un par de veces hasta que abrió.
-¿Qué chingados quieres?-Tenía cara de estar emputado con todo y todos.

-Ay hola,buenos días,culero.-

-Hola,¿Para qué viniste?-

-Sólo quise pasar a saludar,no sabía que ibas a estar de mamón-

-Héctor,wey,no tengo tiempo ni ganas de aguantarte hoy,pendejo.-

-¡Ay,pues perdón por molestarte con mi puta amistad!-

-...No te perdono.-Cerró la puerta en mi cara.

Bueno,ya no tengo a dónde ir.
¡O tal vez sí!
Imelda iba pasando por ahí,llevaba unas bolsas y no iba con sus hermanitos castrosos.
Decidí ir a hablarle,ella me gusta. No ___,lo de ayer fue porque estaba hasta el culo,¿no?
Ocupo despejar mi mente.

Cielito lindo. [Héctor Rivera y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora