Perdón.

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Narra:___
Me levanté y después de bañarme y vestirme salí de mi cuarto sin hacer ni un solo ruido,me quería escabullir de Héctor,no quería verlo hoy. Estaba apenada por lo de ayer y tampoco me sentía lista como para discutir el tema,sin mencionar lo mucho que me iba a molestar con esto.
Ya había pasado la cocina y no había señal del pelinegro,estaba a punto de abrir la puerta delantera para salir. -Buenos días-Me asusté y dejé salir un pequeño grito.

-Hola-Respondí nerviosa.

-¿A dónde tan peinada?-

-¿Eh? Oh,voy a...ver a Mariel-Traté de excusarme.

-¿Ayer dijiste que hoy iba a ir a ver a tu tía en Puebla,no?-

¡MIERDA!-Ay,¿De verdad?-

-¿Qué tienes?-

-Nada-¡TODO!

-¿Segura?-

-Sí-¡NO!

-¿Es por lo de ayer,verdad,flaca?-

-¿Qué cosa? Ehm,no-¡OBVIAMENTE,PENDEJO!

-___,sabes que podemos hablar de esto-

-Lo sé pero,es que todo va tan rápido y no estoy segura de que esté bien,digo,somos amigos de toda la vida un día,al siguiente nos besamos y al siguiente cogemos en el sillón. Te amo de verdad,pero no sé si así o sólo como a mi mejor amigo,todo está demasiado raro ahora y no sé lo que hago con mi vida-

-Lo siento,___,soy un pendejo y debí hacer algo para evitar todo esto desde el principio aunque,bueno,tú tampoco te negaste-Sonrío por su comentario.

-No es momento de estupideces,Héctor-

-No estoy diciendo estupideces,sólo es la verdad-

-¿Sabes qué? Ya,no quiero hablar más de esto,no te lo vas a tomar en serio y menos ahora que acaba de pasar-Me empecé a enojar de verdad-Fue mi primera vez,idiota,y además fue contigo,es difícil para mí,no fue sólo "coger" con alguien,anoche me puse a llorar en mi cuarto por el miedo a que me fueras a ver o tratar como a cualquier otra a la que le hayas metido el pene y no se volvieran a ver,¡me importas demasiado y no quiero ser sólo una más para ti!-Mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas.

Héctor se dió cuenta de que de verdad me sentía mal y se sintió algo culpable,pude notarlo en su voz.-Flaca,yo de verdad lo siento,pero no creo que sea del todo mi culpa-

-Ya no quiero hablar de esto-Empecé a caminar hacia la puerta algo molesta.

-¿Vas a dejarlo así nada más?-El mariachi me tomó de la mano para evitar que saliera.

-Sí,suéltame,Héctor-

-___,no te pongas así-

-¡Suéltame!-Finalmente me dejó y salí azotando la puerta ya con algunas lágrimas escurriendo por mis mejillas.
No sabía a dónde ir pero quería alejarme de todo y de todos,no quería contarle a nadie lo que me pasó pero al mismo tiempo se lo quería gritar a todo el mundo. Caminé a paso veloz sin ningún rumbo fijo hasta llegar a un lindo prado verde,no recordaba haber estado ahí pero me parecía familiar. Decidí sentarme en el césped un rato a reflexionar sobre todo lo ocurrido,no me había tomado el tiempo para asimilar todo.
Me besé y acosté con mi mejor amigo,rompí la regla principal de los mejores amigos y ahora estoy siento algo más por ese idiota,aunque,la verdad siento que ese sentimiento siempre estuvo ahí,no lo quería aceptar o mencionar siquiera pero con todo lo que acaba de pasar,cómo no iba a pasar por mi cabeza algo así. Su forma de ser conmigo y con los demás,su actitud e inmadurez,su confianza y su carisma; todo eso me llamó la atención desde que lo conocí aunque en ese entonces no sabía que él tenía todas esas virtudes y todos sus defectos que lo hacer único entre miles de millones de personas. Sólo lo vi jugando,me gustó,me acerqué a hablarle y nos hicimos amigos. Nunca le dije nada de lo que sentía por miedo a arruinar esta amistad,pero ahora nuestro futuro es incierto y me da miedo que nada sea igual. El que lleguemos a odiarnos y no querer saber nada el uno del otro,que nos despreciemos como países en guerra,tratando de destruirnos el uno al otro sin descanso y sin piedad y sin pensar en los daños colaterales.
De pronto una mano toca mi hombro y me saca de mis pensamientos. Es nada más ni nada menos que el hombre que pone mi cordura de cabeza y obliga a mi cerebro a actuar cómo imbécil.
Se sentó a mi lado y sólo me abrazó muy fuerte y cariñosamente.-Perdón-Una sola palabra llena de sinceridad. Mis ojos empezaron a dejar salir unas pequeñas lágrimas y me dediqué a abrazarlo con todo el amor y cariño que se merecía.

-No quiero que te alejes...-Dije en voz baja mientras seguía abrazando al pelinegro.

-No lo haré,te lo prometo,te lo juro-También pude escuchar su voz quebrarse.

-Te amo-

-Yo más-El abrazo terminó en un tierno y corto beso en los labios,algo tan simple pero tan lleno de sentimientos,repleto de emociones y de palabras que no puedo decir con mi voz.
Nos separamos y nos levantamos del césped.-Vamos a casa,¿Sí?-Lo tomé de la mano.

-Cómo gustes,Cielito Lindo-Empezamos a caminar hacia mi casa tomados de la mano.
Empecé una plática sobre por qué creía que el cielo era azul la cual se convirtió en una discusión absurda como las que solemos tener casi diariamente.
Llegamos a casa y Héctor abrió la puerta caballerosamente dejándome pasar y fingiendo ser civilizado.
Toda la tarde estuvo tocando sus canciones para mí mientras yo lo escuchaba envuelta en una de sus cobijas en el sillón,lo escuché por unas dos horas hasta que caí rendida.

Cielito lindo. [Héctor Rivera y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora