La última vez que fui de campamento fue a los dieciséis años, en la secundaria.
No quería ir, pero mamá me obligó ya que pensaba que así fortalecería amistades y que la pasaría bien. Aunque todo empezó siendo así, la última semana fue un completo caos.
El primer día de esa semana me tiraron agua helada mientras dormía, luego me empujaron en el lodo. El segundo día me tiraron miel y harina, luego me pusieron gusanos en la comida (por suerte no había comido ni un poco). El tercer día me levanté tranquila, fui a desayunar y luego a una caminata, cuando regresé a la cabaña estaba Francis, el chico más guapo del campamento, esperando por mí. Me llevó a la orilla del lago donde estuvimos unos minutos charlando y riendo, agarraba mi mano y me hacía cumplidos. No vivía la típica historia de la chica fea a la que le hacían bullying por fea, yo era la chica bonita que le hacía bullying por pobre.
La prueba de que no importa como seas o quien seas, la gente siempre encontrará algo para joderte.
Cuando la hora del almuerzo se aproximaba, decidimos regresar y comer juntos. Antes tenía que cambiarme, así que regresé a la cabaña, donde encontré una nota diciendo que si quería mi ropa, tendría que ir al lago.
La pobre e ingenua Venus fue sola al lago, donde su maleta flotaba cerca del muelle. Me arrodillé y traté de alcanzarla sin tener que mojarme, pero eso no pasó.
Una chica me empujó al lago y mientras yo pedía auxilio porque no sabía nadar, las demás sólo reían a carcajadas. Fui rescatada por la profesora de matemáticas y luego de eso, le llamé a mamá para que fuera a recogerme.
Por primera vez, no me obligó a "convivir" con mis compañeros.
Así qué cuando Gina me tiró una tienda de campaña y gritó "¡Noche de campamento!", quise golpear su rostro.
Para empezar, no sé montar una tienda y para finalizar, no me gusta acampar.
Dejo la tienda en el suelo y cuando no me mira, corro lejos de ella. Necesito tiempo para relajarme o podría molestarla y no quiero otra maldición.
Me detengo en la entrada al circo, donde la calle ya fue desocupada por los bomberos y los paramédicos, dejando la calle completamente desértica. Me senté en la grada de la acera, dejando que el viento golpeara mi rostro, relajándome un poco. Mi vida ha cambiado mucho en tan pocos días y a la vez, no ha cambiado nada. Sigo teniendo la misma mala relación con mi hermano, mamá sigue sin llamarme y aunque pude hablar con Lena y explicarle un poco lo sucedido, sigo aquí, en el circo. Pros y contras, contras y pros, me da igual ya que de una u otra forma, nada me hará tener la vida soñada.
Y entonces... ¿Cuál es mi vida soñada?
Cuando tenía diez años imaginaba que para esta edad ya sería veterinaria, con mi propio consultorio, una hermosa casa con un gran jardín, tendría dos perros y un gato, dos hijos y un maravilloso esposo. Mi familia llegaría los fines de semana por una barbacoa familiar y todo sería felicidad.
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Seven Hearts
RomanceVenus no cree en las maldiciones... Hasta que una bruja de circo la maldice. Viéndose atrapada en la desgracia, sin trabajo, sin hogar y sin dinero, acaba en un circo, dónde el dueño resulta ser su gusto culposo, el cliente que siempre llegaba al ba...