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La luz del sol que ingresaba por la ventana iluminaba todo el cuarto, despertándome; recordé lo ocurrido anoche: quedé dormido en los brazos de Jimin.

Yo ocupaba sólo un costado de la cama, revisé, sin ganas de voltear, el otro costado con mi mano, donde supongo que él debió dormir. Estaba frío, las sábanas me tenían a mí solamente. Quizás durmió en otro cuarto o se fue temprano.

Seguía con la misma ropa que llevaba ayer, intenté levantarme, puede que haya sido un poco brusco al hacerlo pero mi cadera volvió a doler, tuve que erguirme con toda la calma que ésta pudiera soportar. Busqué mis zapatos, los hallé debajo la cama, me los puse algo apurado; al amarrar sus agujetas, me percaté de la venda en mi mano, la otra también... mi cara comenzó a arder, estaba poniéndome rojo y mi corazón latía fuera de mi pecho. A pesar de ser insoportable y odioso, Jimin tenía un lado dulce y compasivo.

Había un reloj en su mesita, ¡Llegaba tarde al trabajo! Dos horas tarde. Salí del cuarto apresurado, sin importarme mi aspecto, quería hallar las escaleras para salir rápido de aquí, pero me tardé bastante en topármelas, bajé con cuidado pues mi cuerpo seguía adolorido, aunque apenas llegué a la planta baja me perdí. Media hora recorriendo esa casa, caminando sobre mis pasos una y otra vez, ya al fin llegué a la sala que vi cuando me trajo, allí estaba la salida.

Fuera de la casa, me alejé un poco y volteé a verla, pues pareciera que tuvieran árboles de dinero que la casa era gigantesca; mi apartamento no es siquiera un cuarto del cuarto de Jimin es un closet a comparación de esta casa. Cuánto no habrá costado, probablemente me desmayaría al saberlo.

Su vecindario fue mi nuevo problema, por más que intenté ubicarme, más perdido me sentía

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Su vecindario fue mi nuevo problema, por más que intenté ubicarme, más perdido me sentía. Joder, me estresaba no saber dónde estoy parado y que no aparezca ni una maldita sombra para que me lo diga.

Mágicamente tuve una idea: llamarle y saber dónde estoy, o sino, que me envíe un taxi. Deseché el pensamiento tras no encontrar mi celular, y, aunque aparezca un taxi, no podría pagarlo porque ni dinero llevaba conmigo.

De entre todas las casas que pude apreciar, la suya era la más grande y la más llamativa.

Repentinamente se volvió a prender el foco, él de seguro tiene teléfono fijo, de ahí podría llamarlo. Con esa nueva idea, entré a su casa con nervios de chocarme con alguien y que pensara que soy un ladrón. Busqué en silencio por todos lados y no podía encontrarlo, lo único bueno de estar perdido era que el lugar que me confundía era hermoso. Noté un umbral sin puerta, me acerqué, y es que creo que había encontrado la sala principal, allí estaba el bendito teléfono, que busqué por toda la casa, a lado de unos sillones.

Justo cuando iba a cogerlo, alguien carraspeó la garganta a mis espaldas; mi cuerpo se congeló del susto, respiré hondo, rogando que sea Jimin. Volteé, era una señora mayor vestida como mucama.

— ¿Podría decirme quién es usted? —Preguntó cortésmente, aunque firme, tranquilizándome poquito, rogando que no llamara a la policía.

— Soy Kim Taehyung, señora; mucho gusto —respondí, intentando no bajar la mirada, jugando nerviosamente con mis manos.

Mi Nuevo Jefe (Minv) [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora