La biblioteca de los libros en blanco.

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La biblioteca de los libros en blanco.

¿Qué es esto...? ¿Dónde estoy? ¡Ayuda!

Apenas logre abrir mis ojos, sentí como mis parpados se despegaban de mi piel, el blanco brillante dilato mis pupilas. Mi cuerpo estaba rígido y me costaba moverme, mis dedos estaban entrelazados, pequeñas convulsiones me hacían darme cuenta que no estaba del todo muerto.

Giré mis ojos a todos los ángulos para poder visualizar donde me encontraba o como había llegado a ahí. Era claro que estaba en una habitación que me rodeaba por completo, cuatro paredes completamente blancas y una sola puerta. No reconocía el lugar, ¿Dónde estaba? La sensación de parálisis fue pasando poco a poco y mi cuerpo pudo moverse más libremente, cuando finalmente me puse en pie me tambalee hasta la puerta, tomé el pomo y lo gire. Di un paso al frente y me topé con unas enormes escaleras que descendían a la oscuridad. Mi cuerpo estaba recuperando y agudizando los sentidos, volví a tragar saliva y con una mano sobre la pared baje escalón por escalón.

Mientras más bajaba menos veía, entrecerraba mis ojos para tratar de ver algo en esa asfixiante oscuridad pero era inútil, y cuando las escaleras terminaron un enorme jardín con un camino de piedras blancas y grises, algunas aperladas, me guiaba ahora, era hermoso, pero algo perturbaba mi paz haciendo imposible de disfrutar tal belleza con claridad.

Silencio.

Todo era calma, una aplastante calma llena de inquietud y desesperación. Estaba tan concentrado en la vegetación y los pequeños arroyuelos que se entremetían por mis pies y las piedras que no me di cuenta cuando una reja se atravesó. La abrí y me guiaba a un campo de tierra, no había nada en él y sólo una cerca lo rodeaba, hubiese prestado más atención a mi alrededor sí mi atención no fuese absorbida por el enorme hoyo negro en la pared. Del hoyo comenzó a brotar una especie de luz, y por fin escuche un poco de sonido, era el llanto de un bebe, mi madre estaba dando a luz, mi padre a su lado y el docto sonreía diciendo que había nacido sano.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro y unas lágrimas de felicidad brotaron, era yo de bebe.

Era las imágenes más hermosas de mi vida.

Mi vida comenzó a rodar como un cortometraje dándome los detalles más hermosos, no supe cuánto tiempo estuve parado observando esas hermosas capturas cuando algo me dejo congelado y con el ceño fruncido en desconcierto. Era yo en un hospital, no sé qué había pasado pero de una escena a otra estaba en el hospital, mis padres lloraban y el doctor negaba con la cabeza, de repente el agujero quedo en negro de nuevo, quise gritar pero mi voz no salía.

Sentía impotencia y rabia, ¿Por qué estaba en un hospital? Y como si de agua fría se tratara, lo recordé.

Me asesinaron.

Un hombre, no, un chico, ¿Por qué me asesino? No lo entiendo.

Y de nuevo el golpe de agua fría.

Estoy muerto...

Mis manos con desesperación arrancaron los cabellos de mi cabeza tratando de encontrar una solución, no podía estar muerto, y si estaba muerto...

¿Dónde estaba?

¿El cielo?

¿El infierno?

¿Limbo?

¡¿Dónde?!

Un chirrido capto mi atención, giré mi cabeza hacia el lado de dónde provino el sonido, una oxidad reja se abría dándome vía libre a una especie de campo con palapas, no se veían paredes en kilómetros, había mesas, sillas, y todo regado por diferentes lugares, también había todo tipo de personas, todos vestían de blanco, miré mi ropa rápidamente y traía puesto un traje blanco, todo era blanco, excepto mi cabello que sobresalía por ser negro y caer de forma desordenada por mis hombros.

Me adentre aceptado lo que había ocurrido y me senté en el primer sillón que vi, era...cómodo, me acurruque en posición fetal y mis lágrimas brotaron, negaba con la cabeza y gritaba con dolor, las personas me miraban rápidamente, unas bajaban las cabezas y otras sonreían.

No quiero estar muerto.

Quiero a mi madre, a mi padre y a mi hermano que estaba a punto de nacer. No quiero estar muerto.

¡Alguien ayúdeme!

Gritaba internamente pues sólo podía sollozar, no podía pronunciar palabra.

Pasaron horas, tal vez días y no deje de llorar, me quede en esa posición hasta que mis ojos pesaron y cabeceé un poco antes de quedarme dormido.

Que sea un sueño, definitivamente es un sueño, despertare y estaré con mi familia, sí, mañana me levantare e iré al supermercado a comprar ese pan que tanto me gusta.

No quiero morir. 

MujunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora