Además del cuento «La niña de porcelana» en este libro podrás encontrar diversas historias de fantasmas, monstruos, creepypastas y otras leyendas urbanas.
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- No creo comprender su relato, señora Jhonson - ¡¿No lo entiende?! Pero si es sumamente simple, el lugar está embrujado, em-bru-ja-do. ¿Que es lo que no entiende? - Bueno, usted comprenderá que lo que acaba de relatarnos es una historia increíble, y aquí en la estación de policía... - ¡¿Qué?! - Bueno, para respaldar cualquier clase de argumento es necesario presentar pruebas. - No me trate como a una loca, estoy segura de lo que vi. - Supongamos por un momento que todo lo que nos ha contado es verdad, ¿Qué se supone que hagamos nosotros? Los asuntos paranormales no están dentro de nuestra jurisdicción. - No estoy para bromas - Respondió, molesta - Se trata del espíritu de la niña, aquella que se extravió en el 87' - ¿Se refiere a Katy Winston? - Si, ella, ya se lo he repetido un millón de veces. - Pero aún así, nosotros... - Ella estaba llamandome, quería que fuera al sótano, pero yo no... - El llanto interrumpió su discurso - Tuve miedo, no pude seguir. Escapé, señor policía, tenía que huir. - Cuenteme a detalle lo que vio.
La mujer comenzó a temblar y a sudar en frío.
- Yo, yo, no puedo hacerlo - ¿Lo ha olvidado? - Por su puesto que no - Respondió tras golpear la mesa - Pero era horrible, una criatura monstruosa, un terror indescriptible. - Señora Johnson, todo esto es demasiado vago como para reabrir una investigación que lleva cerrada más de treinta años.
Ella miró directamente al policía, y sus ojos se volvieron cristalinos
- Tiene que salvarla, por favor, usted tiene que hacerlo, yo no pude.
Después de esto, comenzó a comportarse con suma agresividad por lo que el interrogatorio tuvo que suspenderse.
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En el cuarto adyacente, y detrás de un vidrio que comunicaba con sala de interrogación, se encontraba una joven policía, de nombre Susan y Douglas el jefe de la comisaria.
